El flemático petimetre Sir Percival Smallbridge
Eduardo López [@] [www]
La ironía, la flema, la arrogancia y la afición al saqueo de obras de arte, todas las características del orgullo británico se encarnan en la figura de Sir Percival Smallbridge.

Nace nuestro héroe en pleno West End londinense a finales del siglo pasado. Rodeado de pícaros e indigentes de la peor estofa, inicia una meteórica carrera como delincuente juvenil que le mantiene durante varias semanas en la cima de la lista de malhechores más buscados: roba en la tienda de Flannagan, en la panadería de Shankly, en el Banco de Inglaterra, en el Palacio de Buckingham, en la pollería de Sturrock... es un despreciable bribonzuelo que parece surgido de la peor pesadilla de Dickens.

Scotland Yard pone precio a su cabeza, y es detenido cuando intentaba colarse en un partido del Arsenal; no bebía cerveza, ni llevaba bate de béisbol, ni siquiera un triste tatuaje con los palos de la baraja de póker, o sea un aspecto francamente sospechoso. Tras ser detenido, es sometido a las peores torturas imaginables: raciones interminables de fish&chips, sandwiches de crema de cacahuete, el pastel de carne de la mujer del sargento... la cocina británica en toda su dimensión, algo tremebundo hasta para el más avezado malhechor.

Tras reconocer todos sus robos y correrías (como cuando tiró una bomba fétida en la habitación de la Reina Madre), es conducido ante un tribunal de menores, que lo entrega a la custodia de Lord Fuckinballs, que lo acoge con recelo en su estirada residencia de Kingston Upon Hull., donde inicia una nueva vida entre los partidos de cricket, las meriendas en casa del reverendo o las interminables conversaciones sobre el uso del monóculo. A Lord Fuckinballs, que había saqueado la tumba de Tutankhamon y guardaba en una estancia los frisos del Partenón, el pasado delincuente de su pupilo le parece "ciertamente inquietante", aunque absorto en sus novelas policíacas, guarda prudentemente las distancias.

Nuestro protagonista, no obstante empieza a adoptar conductas intolerables: llega a las 5,10 a tomar el té, sale sin paraguas, y un día llega a saludar a una doncella del servicio. La reacción de su mentor no se hace esperar: abofetea con un guante de fregar (el suyo no lo encontraba) a Percival en público y le conmina a abandonar sus propiedades. Éste, triste y abatido... por no poder afanar la cubertería de plata (aunque sí otras muchas cosas), se alista en la 4ª Brigada Ligera con sede en Madrás-India, y combate valerosamente (esto último, no siempre) a los rebeldes independentistas. Un día, buscando su palo de golf favorito entra en una de las dependencias del cuartel y oye rumores sobre un posible amotinamiento de los cipayos, por lo que para no llamar la atención, vuelve al mismo lugar con un periódico con dos agujeritos... ¡es imposible levantar sospechas!. Informa rápidamente al Alto Mando e identifica a los sublevados, que le llaman malandrín, rufián y otras barbaridades irreproducibles. Es condecorado, y tras atravesar una depresión, se suicida a los acordes de "Pompa y Circunstancia", introduciéndose turrón del duro por la nariz.

en pleno West End londinense | cerveza | con sede en Madrás-India

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