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Lex_Luthor [@] [www]

>Tenia entendido que era de otra persona
Dudó unos segundos frente a la pantalla, sin saber qué responder. Luego tecleó :
>
Ese texto me pertenece. Incluso puedo contarle cómo lo hice
>¿y bien? 
-devolvió la pantalla con esas letras irritantes
¿Quién sabía?; podía tratarse de un amigo o un editor hambriento de plagiar ideas. No, no era posible; escribía con demasiadas faltas, aunque, por supuesto, podía ser una treta. En realidad podía ser cualquier cosa.
-Bueno -pensó- de cualquier modo, todo está dicho.
>Te envío un texto que hice inmediatamente después de este, y que me parece mejor
Se arrepintió del "me parece mejor", pero ya estaba escrito. Seleccionó el archivo y se lo envió.
>ok -mostró la pantalla luego de unos minutos.
>ok? -tecleó
>ok: te creo
Lamentó habérselo enviado; era un buen texto y aún no lo había registrado. Ahora era de la red, es decir, de todos... de nadie.
>Tengo que hacer. Me comunicaré.
>seguro
Al escribir "seguro" había intentado ser irónico, pero todo el lenguaje pertenecía al lector. Lo más probable es que lo hubiese tomado como una amabilidad. Idiota.
Un vacío muy familiar lo trajo de regreso al mundo de su propia pieza. Revisó las incontables direcciones de sus conocidos. Seleccionó a RAT, pero recapacitó y, sin voluntad, como si fuera una huija, el mouse se deslizó hacia el nombre de Ainos. Le gustaba hablar con él; era un tipo inteligente aunque algo extraño. Desde el principio le había producido esa sensación de que algo estaba fuera de lugar, como si hubiese una incongruencia entre sus palabras y quién decía ser. Pero, ¿quién era? La respuesta a esa interrogante se había convertido en su pasatiempo favorito desde los últimos cuatro meses.
Lo último que había averiguado, tenía que ver con que "él" parecía ser un "ella" en realidad. En ocasiones cometía algunos lapsus con artículos y pronombres, y, hace unos días se había despedido diciendo "estoy cansada". Él, o ella, había intentado reemplazar la "a" por la "o", pero no fue lo bastante rápida -o rápido?
Por otra parte, le parecía que sus historias de amoríos tenían algo artificial. Tal vez mentía, o tal vez le costaba comunicarse... "tal vez", sólo existían los "tal vez". A veces intentaba cazarla con preguntas o giros sorpresivos durante la charla, pero Ainos rara vez bajaba la guardia, y le esquivaba con maestría y rapidez. Por otra parte, presionar demasiado lo pondría al tanto de sus sospechas.
>Please wait
Recordó cuando conoció a ese genio desconocido que le enviaba poesía desde Australia para recoger una opinión. Todos los días, sin fallar jamás, había cuatro o cinco poemas esperando en su correo, y él, era feliz dedicando casi medio día a expresar en cien palabras la maravilla de una sola de esas líneas. Aún recordaba la sensación de poseer un rinconcito privado y único entre toda la maraña de la selva. El paraíso acabó el día en que unas palabras le sonaron conocidas. Buscó durante días y encontró el texto en una biblioteca de Bruselas. Era un clásico.
>Trying conection...
Su venganza consistió en divulgar el hecho a todos y enviar un virus al impostor. Publicó en revistas de mediano prestigio, un ensayo acerca de las personalidades con baja autoestima y las suplantaciones de personalidad. A la semana siguiente recibió un mail proveniente de Australia; jamás lo leyó. Bastaba con ignorar a las personas para que dejaran de existir. A fin de cuentas, sólo era un cable telefónico y unas letras de alguien que jamás conocería. No importaba realmente; la venganza era demasiado impersonal para quitar el sueño.
>Trying connection...
Sí, desde este trono cualquier sentimiento tenía impunidad. El paraíso de los platónicos, un festín para las perversiones de Satiro y Cat en un mundo sin ley, donde bien podían pasarse el día diciendo cochinadas frente al monitor, o una fuente de poder para la crueldad y la calumnia de Caos_Man o el imbécil de Nietzche_II.
>Comunication succes
Se imaginaba al famoso Caos-Man como un individuo insignificante y de huesos anchos rodeados de grasa, con ojos pequeños y traicioneros encajados en un rostro repugnante. Era del tipo que utiliza el nombre de otros para ser escuchado, de esos que roban hasta lo que no necesitan y siempre comen demás aunque no tengan hambre.
>Calling [Ainos]:
Al menos con Ainos podría despejar su cabeza de tanta idiotez. Nunca, en todas sus conversaciones, habían tenido una confusión o un mal entendido. Ni siquiera aquella vez que él había escrito "pesada" en el sentido de peso, pero que en la frase "te encuentro pesada" tenía una arista que bien podía deteriorar una amistad, si no fuese porque Ainos insistió en saber a qué se refería con eso, y se mostró de acuerdo con la aclaración.
En la pantalla apareció el fondo marrón y el logo de Ainos que abarcaba la mitad superior de la pantalla. Las letras eran grises y una sombra roja se desprendía de ellas. En la esquina inferior derecha, había reemplazado la rúbrica por una especie de ladrillo azul estampado con un ojo egipcio. Indudablemente tenía buen gusto, aunque las letras siempre le supieron exageradamente endurecidas.
>Hola! -saludó Ainos
>Hola -tecleó.
>Estaba pensando llamarte. Tenías razón con lo de Cero3
>cómo así?
>No pudo descifrar la clave que le envié. Por el tiempo que se tomó, creo que pidió ayuda
>Te dije que era un fast: a la primera se va
>Bueno, no quiero hablar de ese idiota... ¿para qué me llamaste?
No había pensado en una excusa.
>
>¿bueno? ¿estás ahí?
>quería conversar
>Perdona. lo que pasa es que tengo un montón de trabajo encima de la mesa
>Bueno, te llamo luego
>Dramático. Ando un poco tenso, es todo
>¿Dramático?
>¿qué estás haciendo?
>Ahora estaba escribiéndole a mi hermano. Tú sabes, para distraerme un poco
>No sabía que tuvieses un hermano..
>Lo veo poco, pero me llegó una carta. Todavía cree que soy la misma persona de hace años
Titubeó al escribir "persona". De algún modo esa palabra había desentonado con su habitual fluidez. Además, ¿por qué dijo "me llegó" en vez de "recibí" o "me envió"?
>A propósito de nada -continuó Ainos- 
>Deberías arreglar tu página web. La presentación está bien, pero la foto tiene poca resolución. Intenté ampliarla para mandársela a mi hermano pero no queda bien. ¿Podrías escanearla de nuevo y enviarla a mi correo?
>¿cuál es la prisa?
>Es que mañana le envío el mail y quisiera hacerlo antes de las 10, después se va de viaje
>ok
>Gracias
>te pido un favor?
Ainos dejó una pausa bastante larga antes de escribir:
>dime?
>Me envías una foto?
Ya lo había escrito. Maldito impulso.
>si quieres. Te la dejo en el correo ahora y me voy a trabajar
>Está bien
>tengo que decirte algo
>si?
>
Sintió como si hubiese roto algo, un código, una sensibilidad... algo irreparable que no dejaba posibilidad de retroceder, y esperó ansiosamente frente a la pantalla, antes de leer:
>Olvídalo, ya verás
>si no quieres...
>No, está bien, ya envié mi foto. No quiero que te enojes
>No será así, dáme algo de crédito
>No es eso. Bueno, igual te lo iba a decir un día. Ya verás, no es nada malo. Me despido.
>ok. Chao, no te pierdas.
>Besos
¿Besos?
>Quit[Ainos]

Entró al correo. Estaba tenso, quizá más de lo razonable.
>Foto3.jpg // Save this file or Load in screen
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Afuera comenzaba a oscurecer.
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Tenía las piernas entumidas.
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Ahora lo sabía: era "ella". Tal vez le atraía... no estaba seguro.
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Se levantó.
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Recordó la vez en que lo había llamado "queridísimo amigo" en ese lenguaje tan coloquial y antiguo.
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Sí, la entendía, y entendía bien su juego de disfraces.
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Miró por la ventana. Estaba impaciente.
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-Ainos -murmuró.
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Lo escribió con su dedo en la ventana oscura y empañada.
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Miró a través de esas letras intentando ver su rostro.
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Le pareció ver el color de su pelo.
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Era castaño.
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Probablemente no pasaba de los veinticuatro.
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Dibujó su nombre junto al de ella.
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¿Quién era ella en realidad?
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¿Quiénes eran esos nombres en la ventana? ¿Qué hacían allí?
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"Ainos Qwerty" Su nombre era la primera fila del teclado.
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Un signo de desprecio.
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Pegó su frente tibia sobre el cristal.
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¿Quién está detrás?
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¿quién era él después de todo?
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Abrió la ventana.
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Un viento helado cruzó la habitación.
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Afuera: containers apilados, húmedos y tristes como ladrillos de color
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Una pared intraspasable.
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La ventana...
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Allí estaba...
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Sonia...

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Ahí estaba ahora, sonriendo en 256 colores, inundando todo con una expresión dulce, devolviéndole su reflejo. En su pelo largo y castaño se ahogaba una silueta inmóvil, hipnotizada. Si se miraba con cuidado, también podía verse una cortina, un estante y, en el fondo de sus ojos, una ventana abierta y negra hacia la soledad del mundo. Escribió sin pensar el nombre de ella.
>Ainos...

Tuvo miedo de pensar.
Sólo escribió y escribió hasta que el sol cayó sobre sus manos frías.
En la pantalla, destellaban negros unos versos.
Los nombres sangraron y unieron sus lágrimas al final de la ventana.
Ainos pronto vería esas palabras.
Pensó titularlo Sonia, pero resultaba demasiado tosco.
Mientras discurría un nombre apropiado, se miró las manos enjutas y arrugadas.
El anillo resplandeció entre sus dedos.
El médico le había advertido de las amanecidas.
Se quitó las gafas y se frotó las sienes.
La foto en la página web era de su hijo.
El poema se llamaría Roma.

 

 

 

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