El nudo
Prudencio Hernández [@] [www]

-Los entrevistaremos por separado y quizás logremos desentrañar lo que hasta ahora parece un enigma.

-Primero citaremos al esposo.

-Me parece conveniente -y sin perder el curso de su pensamiento, agregó-. Ese cruce de acusaciones es grave, y lo que ha dicho la amante de él, a mí personalmente, me parece descabellado. Después haremos con la esposa el mismo procedimiento. En ambas entrevistas es mejor que estemos los dos y tomemos nota por separado, el meollo del asunto puede ir develándose con la declaración de la señora...

-Raquel.

-Si, Raquel -repitió el doctor Furlan mientras buscaba apuntes en su agenda-. Cuando menos lo pensemos puede surgir una pista y tal vez nos lleve a una confesión.

-También pienso que aquí estamos ante un conflicto profundo de pareja, el descubrimiento de la amante, quizás un poco antes de ocurrido el embarazo, se basó solamente en sospechas, esto hizo, estoy suponiendo, que en un acto desesperado se embarazase con otro hombre, quizás subrepticiamente por despecho de verse usada, y quizás más adelante abandonada.

-Puede ser, de todos modos debemos tener tacto y no precipitarnos en conclusiones. En ese caso tendría razón la amante, si pienso lo contrario te puedo decir que el esposo, tenía relaciones normales con su esposa y tuvieron un hijo. Debemos empezar desde lejos, desde los principios del matrimonio. Mañana a las nueve te espero aquí y arrancamos con la entrevista.

Los hombres se despidieron en la puerta de un bar. La noche fría y serena mezclaba luces que se reflejaban en los charcos que había dejado el paso reciente de un aguacero.

-Buen día. Cómo está... Pase señor Montoya, estaremos tres en la entrevista, le presento al doctor Trelles.

-Buenos días, si...

-Siéntese por favor

Un instante de silencio, donde se cruzaron miradas, y el doctor Furlan preguntó:

-Comencemos por el principio. ¿Su noviazgo duró mucho tiempo?

-Un año y pico; un año y ocho meses para ser más preciso.

-Un tiempo prudencial.

-Nos casamos para estar juntos, formar una familia, y todas esas cosas, pero al tiempo, un año de casados, conocí a Mabel.

-Antes de seguir, cómo era su relación íntima con su esposa.

-Perfecta, los dos teníamos los mismos gustos sexuales, disfrutábamos mucho y compartíamos todo.

-¿Y qué pasó? Aparentemente todo bien en el matrimonio, si funcionaba bien la parte íntima se da entender que lo demás giraba en un entorno feliz, entonces, cómo pudo otra mujer interponerse en ese idilio descrito por usted mismo.

Pareció tomar aire y querer encontrar las palabras para algo que quizás en la perspectiva del tiempo, le presentaba otros rasgos ausentes en aquellos momentos.

-Y bueno, uno quiere conocer cosas nuevas, y justo me tocó encontrar una mujer muy especial como Mabel, sin tapujos, sin contratiempos, dispuesta, y que me dio una solución para resolver el problema que se me presentaba.

-¿Cuál era?

-Me propuso que solamente mantuviera relaciones con ella y que con mi mujer fingiera. No me pareció mal, pero cuando a Raquel se le puso que tendríamos un hijo, se me complicó bastante.

-Un momento: ¿Cuál era la manera de aparentar una relación? -el doctor Furlan parecía subrayar con la voz algunas palabras.

-Ella no notaba que yo no... Como explicarle; no, no terminaba, actuaba en el acto y ella se convencía de que iba todo bien. No se daba cuenta, y cuando usábamos preservativo era yo que lo tiraba, pero tampoco... ustedes me entienden...

-Tampoco qué... ¿No terminaba usando condón?

-No.

Un "no" rotundo categórico, sin titubeos. Los hombres se miraron y no encontraban explicación.

-¿Pero entonces cómo quedó embarazada? De mí no, estoy seguro, quiere arruinarme la vida junto a Mabel.

-Ya está confirmado que para dentro de unos días se le realice una prueba de ADN al chico.

-Espero que el resultado me dé la razón, de que hubo otro hombre y que me usó. Se enteró de mi relación con Mabel y se vengó.

-¿Usted cree que un hijo es una ventaja, y qué...? No dejó que el doctor Furlan terminara la pregunta, y le replicó ya en un tono que escapaba a la conversación distendida de los tres hombres.

-No estoy aquí para opinar sobre ese tema, aquí estoy por una instancia judicial en la cual debo probar que ese niño no es mío.

-¿Y si lo fuera? -el Dr. Trelles, sin levantar el tono, esperaba una respuesta del llamado de la sangre, pero esta no surgió, por lo menos en esa instancia.

-Tampoco pienso contestar sobre suposiciones.

El doctor Furlan previniendo que se produjeran pequeños encontronazos en la entrevista, propuso una posibilidad que salvara a aquel hombre de una paternidad que no creía propia.

-Una manera de probar sería si usted no es fértil, o mejor dicho, si pudiera probar que no era fértil desde aquel momento de la concepción.

-En el momento en que Raquel "enloqueció", anduvo por el ginecólogo, y me exigió una prueba médica que confirmase que yo era fértil como ella. La conseguí, pero fue a través de un amigo enfermero que fraguó un documento en el cual decía que mi fertilidad no era el problema.

Con sorpresa y dudas el doctor Trelles, se atrevió a preguntar sobre un resultado falso que podría decir una verdad.

-¿Decía qué usted era fértil? No hubiera sido más conveniente para sus intereses que hubiera dicho que tenía problemas, o sea lo contrario, que no era fértil

-Pensé en esa posibilidad, pero me vería atado a esa circunstancia, dependía del futuro con Raquel, y porque no decirlo, yo la quería, y a pesar de todo, nuestras cosas no andaban tan mal; y también ese resultado dependía un eventual futuro con Mabel. El asunto era decir, sin serlo, que uno era un impotente y esa fue una determinación que no tuve el valor de asumir.

-Yo soy de la opinión que las relaciones con su esposa habían llegado a un punto sin vuelta. Un matrimonio es insostenible si una de las partes falla y en ese sentido usted debió notar que algo no funcionaba.

-Me estoy refiriendo a aquel momento únicamente, y seguramente no analicé fríamente la situación y sus posibles consecuencias.

-¿Si usted dice, afirma, qué no llegaba a consumar el acto sexual, cómo es qué su esposa sostiene qué el hijo es de ambos? Tras instantes de reflexión, de levantar un vaso del escritorio que estaba en su frente, y mientras se lo llevaba a los labios, les dijo:

-No había alternativa, yo no terminaba mi relación sexual con mi esposa, y no pude concebir un hijo, por más que ella diga que no se acostó con nadie, y que solamente mantenía relaciones conmigo.

-Pero díganos de sus relaciones, de su intimidad, cuéntenos detalles a ver si podemos encontrar el hilo conductor.

Como si fuera a tomar impulso se apoyó en el escritorio, pero fue un instante, enseguida se reclinó en su asiento como quien el entorno y las palabras no le daban escape. Y habló:

-Habíamos tenido una vida sexual plena hasta que conocí a Mabel, allí todo terminó. Disfrutábamos mucho cada encuentro, hacíamos de todo.

-A eso queremos llegar -lo interrumpió el doctor Trelles-, según tengo entendido seguían haciendo de todo después de haber conocido a Mabel. ¿En algún momento su señora pudo, digamos, usurpar su defensa y lograr una relación plena?

-Mi sueño es muy liviano, sí lo pensé. No creo que usara algún medicamento porque ella, al menos era lo que yo creía, estaba convencida de que manteníamos relaciones normales de pareja.

-Usaban algún tipo de preservativo

-Usaba cuando tenía confusión de fechas o cuando teníamos relaciones anales.

-Usted tenía el control de los días de fertilidad de su esposa.

-No, ella era la que llevaba en un almanaque marcando con redondelitos sobre los números, lo vi un par de veces y nunca le di importancia.

-Las veces que lo hacían con preservativo, usted lidiaba siempre con el condón.

-Sí, yo lo tiraba al inodoro y tiraba la cadena. En ese caso no hubo ningún descuido.

-¿Relaciones orales?

-Teníamos muy esporádicas, recuerdo que poco antes de romper definitivamente tuvimos, por supuesto que siempre eyaculaba, era obligatorio dadas las circunstancias, pero siempre iba detrás de ella al baño y la veía que la mandaba a la pileta.

-¿Está seguro de todo lo qué dice, siempre estuvo lúcido...alcohol?

-Tenía en aquellos momentos una especial perspicacia, ya que mi actuación era plenamente mental y estaba atento a todo lo que sucedía a mi alrededor. No bebo.

Después de aquella última afirmación, los tres hombres se pusieron de pie, e instintivamente daban por terminada la primera entrevista.

-Bueno -dijo el doctor Furlan- nos queda por entrevistar a su ex esposa saber el resultado del ADN, y, por último, comunicarle a cada una de las partes los resultados finales.

-Agradecemos su disposición, y si tiene algo que aclarar no dude en llamarnos.

El doctor Trelles asumía las últimas palabras antes de la despedida.

Lo saludaron.

-Si hay relaciones raras, la de este tipo pasó la raya.

-La mente humana no se conforma con lo que tiene, confunde las situaciones, todo marchaba bien para él, pero no era así. Dice que tenía en aquel momento una mente perspicaz, dudo ese hecho, pienso que era la de un sujeto perturbado con las dos relaciones, incluyendo la anormal en cada acto sexual con su esposa, forzada por su simulación complicada.

-Te digo también que esa confusión, quizás pudo ser aprovechada por su mujer para manejar la situación de una manera que hasta ahora desconocemos.

-Mañana viene la ex esposa, espero la otra historia sobre un mismo hecho, y que cierre, o por lo menos se complemente, con ésta que nos acabamos de enterar.

-¿Te parece que escondió algo?

-Puede ser, pero no lo noté. Lo de él era mecánico cuando estaba con su mujer, y a veces lo que tienen las cosas mecánicas, es que empiezan a fallar con el uso.

-Nos vamos, mañana nos espera otro capítulo, quizá no el definitivo. Esta vez salieron de una antigua casona, y se dirigieron al bar. Desde la ventana borrosa se veían dos hombres en la barra, bebiendo y sacando conclusiones.

 

-Buen día señora. Pase estamos junto al doctor... le presento al doctor Trelles, él va a acompañarnos en la entrevista de hoy.

-Buenos días, si. -Siéntese, por favor.

Un instante de silencio, donde se cruzaron miradas, y el doctor Furlan preguntó:

-¿Su matrimonio nació de un corto noviazgo?

-Un año y ocho meses, no tan corto para los tiempos que corren.

-Bien, sí, algo normal, diría. Sus relaciones, y sobre todo las sexuales al año de casados, cómo las catalogaría.

-Nosotros nos casamos ilusionados, con mucho amor y lo demostramos en nuestra intimidad. Yo soy muy abierta en el sexo y él me demostraba lo mismo.

-¿Cuándo comenzó a sospechar qué no era igual, o hubo un cambió progresivo en él?

-Nunca sospeché hasta poco antes de quedar embarazada, y el hijo que tengo es de él por más que la otra diga que desde que la conoció a ella no realizó el acto sexual completo conmigo.

-Le vuelvo a recordar las palabras de la amante de su esposo: "Llegamos a un acuerdo con Juan Pablo, él siempre me dijo que era casado y nuestra relación se fue acentuando por el amor mutuo. Luego de hacerlo por primera vez, le propuse que para seguir nuestra relación él debería simular y no culminar el acto sexual con su esposa". Para ello su esposo fingió orgasmos, usó preservativos, y usted: ¿nunca se dio por enterada?

-En el momento no, y lo hacía muy bien. Yo usaba el bidet y no me daba cuenta. El preservativo lo usaba para evitar el embarazo en los días peligrosos, o para relaciones anales cuyas frecuencias fueron cambiando con el tiempo, haciéndose más espaciadas.

-¿Pero cuándo usted le pidió un hijo, él siguió con el mismo procedimiento?

-Sí, pasaba el tiempo y él me calmaba diciendo que ya vendría. Me empecé a sentir incómoda y concurrí a un ginecólogo. Me hice exámenes y todo bien. Me recomendó que él se hiciera un examen. Juan Pablo accedió sin problemas y me trajo un documento médico en el cual decía que estaba normal.

-Según confesión de su ex esposo, ese examen era un documento, pero apócrifo que aparentemente decía la verdad.

-Yo no dudé y lo consideré auténtico.

-Después de todo esto cómo fue que quedó embarazada, porque en ese tiempo nunca quedaría ya que su ex esposo manejaba la situación.

-Es una historia que espero confirme el ADN.

-Veo que acepta la sugerencia. Cuando se lo realicen al chico quedará todo en claro.

-Espero. Yo no tengo inconveniente, estoy segura que es hijo de nuestra relación. No tuve nunca un amante, para mí, recuerde, iba todo bien, hasta ese impedimento.

-Justamente el documento de su esposo decía que era fértil el suyo también ¿y entonces? Él presentó un documento en el cual pudo haber dicho que no podía tener hijos y someterse a un tratamiento y seguiría fingiendo tranquilamente. ¿Por qué piensa qué trajo ese aval falso en el cual aseguraba qué era fértil, cómo en verdad lo era, si se confirmase la identidad de su hijo? -En aquel momento no tenia inseguridad para desconfiar. Seguimos buscando nuestro hijo, al contrario pensaba que Juan Pablo, con sus actitudes y con su "documento", quería darme confianza. A veces no sé que pensar, quizás creyó que la relación con su amante terminaría y entonces podríamos tener un hijo. En aquel momento seguí varios consejos: hacer ejercicios suaves después de mantener relaciones, demorar la higiene y otros, pero nada daba resultados.

-Lo que más nos sigue intrigando, tanto a nosotros como a su ex esposo Juan Pablo Montoya, es como logró quedar encinta. Durmió a su esposo, usó lo de un preservativo...

-Él los tiraba al inodoro y los hacía desaparecer.

-Señora seamos claros, para tener un hijo el huevo debe ser fecundado y para que llegue ese momento debe existir...

-Sé todo, y eso ocurrió como suponen ustedes.

-Cuéntenos entonces como y por qué el ADN, según usted, confirmará que el hijo es de ambos.

-Comencé a sospechar cuando me quedaba un tiempo reposando después de la relación, y en mi afán de estar en todo, comencé a notar que mis partes estaban demasiado secas, no era como otras veces. Le preguntaba a él y me decía que yo estaba nerviosa y él también, y que quizás la eyaculación era menos copiosa. Le creí hasta cierto punto. Debía tener un plan: Le pedí que lo hiciéramos con condón, para controlar la cantidad de semen. Yo quería verlo, pero me hizo una jugada rápida, y cuando quise acordar me gritó del baño que estaba bien y tiró la cisterna. Me puse nerviosa, pero logré controlarme. Le pedía relaciones anales, llegué a pedirle dos veces por día. Y el condón nunca lo veía, hasta que desesperada un día preparé con un alambre mosquitero la salida de la primera cámara del baño. Le pedí relaciones y después que se fue abrí la cámara, y entre las heces, papeles, saqué un condón anudado, y sorpresa: sano y salvo, y totalmente vacío. Ahí empecé a atar nudos, y todo lo comencé a ver más claro.

-Cada vez entendemos menos -la interrumpió el doctor Trelles mirándose intrigados con su colega-, entonces de dónde, cómo consiguió el semen.

La mujer parecía más nerviosa, la invitaron con un café, y aceptó.

-Sí, por favor. Tenía tanta obsesión por tener un hijo que pensé, sin sospechar ciertamente de una amante, que la tenía. Una amiga me abrió los ojos y me propuso seguirlo consiguiendo los datos que quería, haciendo realidad las sospechas. Sin cambiar las cosas, y tratando de seguir el ritmo normal de nuestras vidas, comencé a mantener relaciones más espaciadas y dejé que prosiguiera con sus métodos descubiertos. Pero cuando llegó un periodo fértil, sin que él lo supiera, que coincidió con el almanaque y con mi temperatura, le pedí primero y le supliqué después, que quería mantener relaciones orales, y ahí sí no pudo negarse. Durante tres días lo desagoté y fueron días que coincidieron con la licencia en su trabajo y no lo dejé salir de casa. Si el actuaba yo también, y le hacía creer que tiraba el semen en la pileta. Luego procedía a pasarlo a una especie de jeringa, y me lo traspasaba, lo hice toda las veces que pude. Al mes le di la noticia de mi embarazo, le conté lo de su amante y le dije que se fuera. Así de simple.

 

-Pase por aquí, el doctor Trelles me acompaña nuevamente.

-Que tal señor Montoya, una vez más le saludo. Tome asiento...

-Como están. ¿Qué novedades hay?

Caminó como quien conoce el lugar, y como quien se siente seguro de si mismo, hasta que la primera respuesta lo sorprendió de tal manera como si aquellas palabras lo acribillaran contra el respaldo del sillón.

-Tenemos muchas, el resultado del ADN confirma que el hijo es de ambos.

Aferrándose a su última esperanza, la negación, hizo una endeble defensa de su posición.

-No, no puede ser. Ustedes saben que yo no mantuve contacto...

-Si, por lo que cuentan usted y su ex esposa no, pero el hijo es suyo, mejor dicho, de ambos.

Más confundido aún, quería saber de una vez la cadena de hechos que lo llevaron a tan embarazosa situación, pero a su vez buscar el punto débil en donde apoyarse para seguir negando la realidad que hasta hace un instante no podía creer.

-¿Cómo sucedió, qué fue lo qué pasó?

-Solamente queremos que nos conteste unas preguntas.

-Adelante, esto me tiene intrigado -dijo sacudiendo la cabeza y mirando insistentemente el piso.

-Por el tiempo que ella quedó embarazada, un mes antes que le dijera que se fuera con su amante: ¿Usted mantuvo relaciones orales con su esposa?

-¡Ah! No diga nada más, que bien que me la hizo. ¿Pero cómo descubrió qué yo fingía en nuestra relación? Además les dije, se acuerdan, que la controlaba en el baño.

-Se las ingenió para hacerle creer que en la pileta, cuando en realidad ya estaba en otro lado.

-Su ex esposa fue lenta, pero paso a paso fue encontrando evidencias, no sospechaba directamente de una amante, no cabía en su cabeza, pero un cúmulo de pequeñas evidencias le abrieron la mente, y desde aquel momento descubrió su "engaño" hacia ella, y solamente cuando confirmó a Mabel como su amante, entró en su mismo juego.

-Cuál fue el error, díganme, yo tenía todo calculado, premeditado, en dónde estuvo el fallo.

-Cuando tenían relaciones con condón, usted mismo lo tiraba al inodoro y usted y solamente usted controlaba su desaparición. Aparente desaparición.

-Qué quiere decir con aparente...

-Pues estuvo equivocado todo este tiempo, su esposa mediante un ingenioso artificio, sacó uno con un nudo de la primera cámara del baño, y adivine, vacío.

-No lo puedo creer, la maldita costumbre de hacerle un nudo...

y justo me tocó encontrar una mujer muy especial

Faro

Puente

Torre

Zeppelín

Rastreador

Nuevos

Arquitectos