El clima y la tradición agrícola
de los países del mediterráneo hacen que la
alimentación de éstos se encuentren abundantes
frutas, verduras y hortalizas, alimentos
fundamentales para asegurar unos aportes
adecuados de vitaminas, principalmente el grupo A
y C, minerales y fibras. Es genuina la
disponibilidad de leguminosas que se mezclan con
cereales, verduras, carnes y pescados,
constituyendo el pilar de la gastronomía local.
A
raíz de las últimas investigaciones sobre la
repercusión en la salud de la dieta
mediterránea, las recomendaciones dietéticas en
España deberían incluir los siguientes puntos:
Moderación
en el consumo de carnes, particularmente
la de vacuno y porcino.
Aumento
en la ingesta de alimentos ricos en hidratos
de carbono complejos (pan, legumbres, pastas,
patatas y arroz)
Elección
de aceite de oliva en lugar de otros
aceites o grasas de adicción.
Utilización
de productos lácteos, parcialmente descremados
Mantenimiento
y promoción del consumo de frutas, verduras y
pescados (especialmente los pescados azules),
aspectos muy positivos de la dieta española.
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Se
aconseja:
Algunas
veces por semana:
Dulces
Huevos
Pescado
Diario:
Quesos
y productos lácteos
Aceite de oliva
Legumbres y otros frutos secos
Ejercicio
Frutas
Verduras y hortalizas
Vino
Pan y cereales, incluyendo pastas, arroz.
La
estructura del perfil alimentario mediterráneo
con los conocimientos actuales pone de manifiesto
la importancia del ejercicio físico regular,
la introducción del vino consumido con
moderación en las comidas y la importancia
del consumo de aceite de oliva.
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