Constituciones políticas mexicanas del siglo XIX

 

 

Autora: Dra. Martha Eugenia Delfín Guillaumin,

18 de abril de 2017

 

 

 

En 1812, el 19 de marzo, día de San José, se dio a conocer la Constitución de Cádiz, la coloquialmente conocida como La Pepa, de índole liberal y que se hacía durante la invasión napoleónica a España. Una constitución en donde se hablaba de autonomía y que de alguna manera recogía parte de la herencia de los principios de la revolución francesa de 1789 y en particular la constitución gala de 1791, particularmente la soberanía nacional y la división de poderes.[1]Ésta fue una constitución monárquica que llegó a la Nueva España, hoy México, y aunque estuvo vigente solamente por dos años dio a conocer las votaciones para cabildantes en el ayuntamiento, por ejemplo.

 

En 1821 México se independiza de España, luego se crea el primer imperio con Agustín de Iturbide, pero es derrocado e inmediatamente triunfan los federales de la logia yorkinasobre los conservadores centralistas pro monárquicos de la logia escocesa. Eso explica que se haya puesto en vigor una constitución federal en octubre de 1824que firmaron entre otros Lorenzo de Zavala, Miguel Ramos Arizpe, Carlos María Bustamante, fray Servando Teresa de Mier y Guadalupe Victoria, este último primer presidente del país.

 

La Constitución federal de 1824 estuvo en vigor hasta ser sustituida por la centralista de 1836. Pese a ello, las decisiones políticas fundamentales del pueblo de México en ella contenidas han trascendido hasta la Constitución que nos rige al día de hoy: soberanía nacional, derechos humanos, federalismo, división de poderes, democracia representativa, y la idea de la Constitución como norma suprema válida para gobernantes y gobernados.[2]

 

Constitución Federal de 1824[3]

 

La Constitución Federal de 1824 tenía en su Título II, Sección Única. De la forma de gobierno de la nación, de sus partes integrantes y división de su poder supremo, un artículo 4 que dictaba lo siguiente: “La nación mexicana adopta para su gobierno la forma de república representativa popular federal”. En su artículo 50 estipulaba que las facultades exclusivas del Congreso general eran entre otras la de:

 

“Promover la ilustración: asegurando por tiempo limitado derechos exclusivos a los autores por sus respectivas obras, estableciendo colegios de marina, artillería e ingenieros; erigiendo uno o más establecimientos en que se enseñen las ciencias naturales y exactas, políticas y morales, nobles artes y lenguas; sin perjudicar la libertad que tienen las legislaturas para el arreglo de la educación pública en sus respectivos Estados.”[4]

 

Hacia 1835 – 1836, años en que se hace llamada “independencia de Texas”, el régimen centralista conservador se instala en el poder gubernativo nacional mexicano y por ello se deroga la Constitución federal de 1824. En su lugar quedan establecidas las Siete Leyes que estipulaban que los mexicanos deberían profesar la religión de su patria, es decir, la católica romana.

 

En el artículo 30 de la Quinta Ley se establecía que no habría más fueros que el eclesiástico y el militar caracterizando así el régimen de desigualdad que habría de privar con las Siete Leyes nos dice Jorge Sayeg Helú, en su obra El Constitucionalismo Social Mexicano. Eso explica que el grito de lucha de los conservadores centralistas haya sido “religión y fueros”.

 

En la Sexta Ley, artículos 1° y 4°, comentaSayeg Helú, la República se dividirá en departamentos, los departamentos en distritos y éstos en partidos. El gobierno interior de los departamentos estará a cargo de los gobernadores con sujeción al gobierno general. Siguiendo a Jesús Reyes Heroles, Sayeg Helú afirma que este gobierno centralista era un constitucionalismo oligárquico que intentaba consolidar y perpetuar de jureel poder de las clases privilegiadas que día a día se debilitaban.[5]

 

Las Siete Leyes[6]

 

Luego de la guerra contra los Estados Unidos, 1846 – 1847, en que se perdió prácticamente la mitad del territorio septentrional de México luego del Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848, el gobierno centralista vino en picada y tras la rebelión de Ayutla del grupo liberal comandado por Ignacio Comonfort y Juan Álvarez, en 1855 los liberales volvieron al poder. Inmediatamente se empezaron a hacer las nuevas leyes conocidas como de Reforma, en particular tres de ellas que eran las siguientes: Ley Juárez, Ley Lerdo y Ley Iglesias. Con la primera se suprimían los fueros militar y eclesiástico, con la segunda se estipulaba la desamortización de fincas rústicas y urbanas propiedad de las corporaciones civiles y religiosas. Desafortunadamente eso perjudicó a los pueblos campesinos indígenas y mestizos pues se les quitaban sus tierras al ser propiedad comunal y no privada, lo que ocasionó una serie de rebeliones posteriormente. [Vale aclarar que, en la Constitución de 1917, durante la Revolución Mexicana, se estableció el artículo 27 sobre el ejido y las tierras comunales que beneficiaría nuevamente a los pueblos campesinos, aunque durante el gobierno presidencial neoliberal de Salinas de Gortari, entre 1988 – 1996, se cambió este artículo y se privatizó al ejido. En la actualidad se modificó la propiedad del petróleo y se privatizó a pesar de la Expropiación Petrolera de 1938 efectuada por el entonces presidente Lázaro Cárdenas]. Por último, la Ley Iglesias era sobre la prohibición del cobro de las obvenciones, es decir, de bautismos, amonestaciones, casamientos y entierros a los pobres (considerados así a los que no ganaban más de lo indispensable para vivir).[7]

 

Entre las novedades curiosas e interesantes de ese momento menciono las dos que a continuación cito:

 

El 1 de agosto 1856, con un valor de medio real y la figura de Miguel Hidalgo, entra en circulación la primera estampilla de correos de México.

El 15 de marzo 1857, Ignacio Comonfort decreta la adopción del sistema métrico decimal francés, que será el único aceptado oficialmente a partir del 1 de enero de 1862.[8]

 

Inmediatamente, en febrero de 1857, fue firmada la nueva Constitución liberal por miembros del Congreso. Es oportuno reflexionar que esto ocasionó una guerra interna en México entre los seguidores del partido liberal y los del conservador. Estos últimos, junto con el Arzobispado, afirmaban que las nuevas leyes perjudicaban la propiedad privada y al clero, así que se alzaron al grito de “Religión y fueros”. Esta lucha duró tres años[9], finalmente ganó el grupo liberal, pero los conservadores se aliaron con Napoleón III y se estableció el Segundo Imperio, con los monarcas europeos Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica. En 1867 los liberales ganaron y nuevamente el gobierno de la Nación quedó en sus manos por lo que continuó vigente la Constitución de 1857 hasta el año de 1917 cuando, como ya se mencionó, se firmó la actualmente vigente.

 

Constitución de 1857[10]


 


[5]Jorge Sayeg Helú,El Constitucionalismo Social Mexicano,

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3434/17.pdf  (Consultado el 10 de marzo de 2017).

[9]Durante la Guerra de los tres Años o Guerra de Reforma, se estipularon en Veracruz las Leyes de Reforma de 1859, con Benito Juárez fungiendo como presidente liberal en pugna: Nacionalización de los bienes del clero. Ahora el matrimonio se considera un contrato civil que debe celebrarse ante las autoridades gubernamentales; secularización de cementerios; prohibición de claustros o conventos; libertad de cultos y separación de Estado e Iglesia.

Sin embargo, las leyes liberales se aplicaron sólo a medida que el gobierno liberal se fue consolidando, sobre todo a partir de la caída del Segundo Imperio. Las “Leyes de Reforma” fueron incorporadas a la Constitución durante la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada, en 1873, consolidándose así la separación entre la Iglesia y el Estado.

http://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiademexico1/unidad5/lareformaliberal/reformaliberal (Consultado el 10 de marzo de 2017).

 

 

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