La interculturalidad educativa superior:
La UIIM una experiencia en desarrollo
Martha Eugenia Delfín Guillaumin (PDR-UAM-Xochimilco),
XII Congreso Iberoamericano de Sistemas de Conocimiento,
celebrado en la Universidad del Sinú,
Montería, Departamento de Córdoba, Colombia,
15 de octubre de 2014
La interculturalidad para mí ha sido una experiencia didáctica siendo profesora investigadora en la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, la UIIM, en el año 2008 y parte del 2009, en donde tuve oportunidad de trabajar dando clases y haciendo prácticas de trabajo con los alumnos indios y mestizos de esa provincia mexicana, no solamente p’urhépechas, sino mazahuas y nahuas.
Creo que la interculturalidad, como estrategia educativa, es decir, como un sistema en el que se puede gestar, innovar y transferir el aprendizaje, forma parte de las sociedades y ciudades de conocimiento puesto que éstas se definen como:
Aquéllas capaces de generar, incorporar y aplicar diversas formas de conocimiento para mejorar la competitividad económica, el bienestar de la población, la sostenibilidad ambiental, una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos y una gobernanza más eficaz del territorio. Esta denominación se le da [asimismo] a aquellas metrópolis que han decidido, de manera conjunta, entre gobierno, iniciativa privada y academia, basar su economía en la investigación científica y tecnológica y su desarrollo e industrialización.[1]
Esto lo fundamento en el hecho de que las cuatro carreras de licenciatura que se ofrecen en esa universidad intercultural están vinculadas con esas temáticas de economía, cultura, sustentabilidad, gobierno. Éstas son Licenciatura en Arte y patrimonio cultural, Licenciatura en Desarrollo Sustentable, Licenciatura en Gestión Comunitaria y Gobiernos Locales, Licenciatura en Lengua y Comunicación Intercultural. En su momento, aparte de diseñar algunos de los contenidos mínimos de la carrera de Gestión Comunitaria y Gobiernos Locales, también dicté cátedra en el tronco común de las licenciaturas, particularmente en las materias de redacción, antropología y género.
Para poder entender la creación de la UIIM, en el año 2007, resulta prudente recordar que la interculturalidad se ha convertido en los últimos 30 años en parte de las estrategias de conocimiento en México respondiendo a las directrices de organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, o la Organización Internacional del Trabajo, OIT.
Es preciso señalar la definición de multiculturalismo e interculturalismo que ofrece la UNESCO en el texto Directrices de la UNESCO sobre la educación intercultural, 2006, para intentar abordar de manera más sistemática este par de conceptos a lo largo de esta charla.
El término “multicultural” se refiere a la naturaleza culturalmente diversa de la sociedad humana. No remite únicamente a elementos de cultura étnica o nacional, sino también a la diversidad lingüística, religiosa y socioeconómica.
La interculturalidad es un concepto dinámico y se refiere a las relaciones evolutivas entre grupos culturales. Ha sido definida como <la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y de una actitud de respeto mutuo>. La interculturalidad supone el multiculturalismo y es la resultante del intercambio y el diálogo <intercultural> en los planos local, nacional, regional o internacional.[2]
Por otra parte, se debe considerar el Convenio número 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que en este particular contiene los siguientes artículos: Artículo 4: 1. Deberán adoptarse las medidas especiales que se precisen para salvaguardar las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los pueblos interesados. Artículo 5. Al aplicar las disposiciones del presente Convenio: (a) deberán reconocerse y protegerse los valores y prácticas sociales, culturales, religiosos y espirituales propios de dichos pueblos y deberá tomarse debidamente en consideración la índole de los problemas que se les plantean tanto colectiva como individualmente; (b) deberá respetarse la integridad de los valores, prácticas e instituciones de esos pueblos.[3] Cabe señalar a los estudios culturales en México en la segunda mitad del siglo XX desde la antropología, la historia y la sociología; uno de sus máximos expositores fue Guillermo Bonfil Batalla quien tanto contribuyó al estudio de la cultura de los pueblos indígenas y las políticas culturales. En 1985 escribía:
Debe reconocerse la necesidad consecuente de favorecer los procesos de recuperación cultural y consolidación de las etnias, es decir, ampliar y diversificar los espacios de su cultura propia, aquéllos en los que el grupo tiene control sobre los recursos culturales. En ese sentido, y con esa intención última, deben revisarse y reorientarse las políticas culturales gubernamentales, con la participación indispensable de los propios pueblos indios a través de sus organizaciones y representantes legítimos.[4]
En su clásico México profundo, este autor propone que el proyecto nacional se de a partir “del reconocimiento y la aceptación de la civilización mesoamericana” que supondría “un proyecto nacional organizado a partir del pluralismo cultural y en el que ese pluralismo no se entienda como obstáculo a vencer sino como el contenido mismo del proyecto, el que lo legitima y lo hace viable.” De esta forma, la diversidad cultural “no sería solamente una situación real que se reconoce como punto de partida, sino una meta central del proyecto” puesto que se pretende “desarrollar una nación pluricultural sin pretender que deje de ser eso: una nación pluricultural” sostiene Bonfil.[5]
Actualmente se ha generado una propuesta desde las comunidades que mucho tiene que ver con las reivindicaciones exigidas por los propios pueblos indígenas en torno al tema educación. Esto se vincula con los acuerdos celebrados a principios de 1996 en San Andrés Larráinzar, Chiapas, que entre otras cosas proponían:
Promover las manifestaciones culturales de los pueblos indígenas. El Estado debe impulsar políticas culturales nacionales y locales de reconocimiento y ampliación de los espacios de los pueblos indígenas para la producción, recreación y difusión de sus culturas; de promoción y coordinación de las actividades e instituciones dedicadas al desarrollo de las culturas indígenas, con la participación activa de los pueblos indígenas; y de incorporación del conocimiento de las diversas prácticas culturales en los planes y programas de estudio de las instituciones educativas públicas y privadas. El conocimiento de las culturas indígenas es enriquecimiento nacional y un paso necesario para eliminar incomprensiones y discriminaciones hacia los indígenas[6]
Como parte de este modelo educativo intercultural se encuentra el desarrollo sustentable que considera el vínculo de los pueblos originarios con su territorio y su cosmovisión. García Canclini comenta que en los países latinoamericanos que cuentan con una amplia población indígena “la medicina tradicional, las prácticas artesanales y las formas nativas de organización del conocimiento coexisten con las ciencias” y que la “aceptación del multilingüismo en las escuelas de algunos países y la aparición de universidades indígenas indica cierto equilibrio entre los tradicional y lo moderno.” A su vez, dice que “es necesario educar para la multiculturalidad, o mejor para la interculturalidad”, la cual propiciaría “la continuidad de pertenencias étnicas, grupales y nacionales, junto con el acceso fluido a los repertorios transnacionales difundidos por los medios urbanos y masivos de comunicación.”[7]
Según Stavenhagen, “el multiculturalismo y la plurietnicidad son los verdaderos pilares de una integración social democrática”. Dice este autor que una “educación realmente pluralista se basa en una filosofía humanista, es decir, en una ética que considera positivas las consecuencias sociales del pluralismo cultural” y que a “veces faltan los valores del pluralismo humanista y cultural necesarios para inspirar semejante mutación de la educación y deben ser propagados por el propio proceso educativo, al que refuerzan a su vez.”[8]
Este no es un reto sencillo, los pueblos originarios latinoamericanos no habían tenido la oportunidad sino hasta ahora de acceder a una educación superior de manera permanente o de tener sus propias universidades indígenas. No es una tarea fácil porque es algo novedoso, el que desde un paradigma intercultural los pueblos originarios vayan a la búsqueda del conocimiento. Sin embargo, en el capítulo 3 del Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo dedicado a la “Creatividad y empoderamiento”, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés) sostiene que es “importante que el significado y el conocimiento se elaboren localmente, en lugar de someterse a una dependencia pasiva e ignorante ante significados, conocimientos y sistemas globales elaborados en otra parte.”[9] En este mismo sentido, Fernando I. Salmerón Castro afirma que “el sistema educativo debe contribuir a lograr que los mexicanos nos reconozcamos como diversos y valoremos la importancia y la riqueza que conlleva vivir en un país multicultural.” Es por eso que, señala este autor, como parte de este esfuerzo, en enero del 2001 se creó la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB) dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), “cuyos propósitos fundamentales son coadyuvar al logro de los objetivos de la educación destinada a las poblaciones indígenas de México, promover la educación intercultural y bilingüe en todos los niveles educativos y desarrollar una educación intercultural para todos.”[10]
Como resultado de esta propuesta es que han sido creadas las universidades interculturales, los nuevos espacios formativos para la educación superior en donde se pretende, según Casillas y Santini, “generar las condiciones adecuadas para favorecer la inclusión y participación de la población indígena en la construcción de conocimientos y disciplinas científicas que, a la vez, coadyuven a formalizar el proceso de profesionalización de las nuevas generaciones de agentes del desarrollo en las regiones habitadas por estos pueblos.”[11] Estas autoras opinan que para contribuir a lograr mayor equidad entre los diferentes sectores de la sociedad mexicana, la educación superior debe reorientarse para emprender un proceso de re-conocimiento del valor y revitalización de las lenguas y las culturas de los pueblos originarios y, a su vez, proporcionan una lista de acciones educativas como la de desarrollar “estrategias para fortalecer el bilingüismo oral y escrito, tanto en la lengua nacional como la originaria, y fortalecer la comunicación.”[12]
En este sentido, es interesante destacar que “La interculturalidad científica considera a la interculturalidad como interrelación de saberes de las culturas originarias con los saberes de las culturas universales”.[13] De esta forma, como indica García Canclini, el: “Conocer implica socializarse en el aprendizaje de las diferencias, en el discurso y la práctica de los derechos humanos interculturales”[14], es decir, la creación de universidades interculturales solidariza este tipo de conocimiento.
Como ya lo señalé, en México desde el año 2001 se estableció la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB), cuyo Coordinador General, Fernando I. Salmerón Castro, comenta lo siguiente:
No hace más de tres décadas que la educación intercultural ha ganado terreno como una fórmula que supone prácticas de respeto y equidad en las relaciones entre culturas en el ámbito educativo. Con este planteamiento la educación intercultural sostiene también la defensa de saberes, valores y normas de convivencia que se enriquecen con múltiples aportaciones, que son comunes a partir de un ejercicio de negociación y evaluación crítica y respetuosa de otras diferencias. Esta educación parte entonces del reconocimiento de la diversidad y la multiplicidad de culturas, pero transita hacia la interculturalidad como convicción que debe regir la interacción social. Con ello planteamos pasar de una escuela y un sistema educativo que privilegió la integración y la asimilación a uno que reivindica el reconocimiento del derecho a la identidad cultural y a la convivencia equitativa y respetuosa de diferencias lingüísticas y culturales, de diversas formas de construcción y transmisión de conocimiento.[15]
Pero, antes de pasar a revisar algunos aspectos sobre la fundación y propósitos de la UIMM, cabe preguntarse cómo se determina que una comunidad es un pueblo indígena, ¿es exclusivamente la lengua lo que establece que ésta deje de representar a los pueblos originarios si ya no la utilizan? Se ha llegado a señalar que la población que no habla alguna lengua indígena, pero sí la entiende, va aunado a la variable de auto adscripción étnica como un criterio complementario para identificar a la población indígena. Esto forma parte, a su vez, de una etnogénesis en la cual los sobrevivientes de un proceso de invisibilización determinan restablecer sus derechos socioculturales, políticos y económicos reivindicando sus raíces indígenas con orgullo y firmeza.
Guillaume Boccara denomina como etnogénesis a las “adaptaciones y resistencias creadoras de transformaciones que trascienden a menudo las conciencias individuales”. A su vez, este autor afirma que: “Por lo tanto no es una casualidad si reaparecen, en el contexto actual de pan-indianismo y de globalización, entidades étnicas que muchos pensaban desaparecidas para siempre”. Así, hace mención de pueblos originarios que se suponía extinguidos desde hace mucho tiempo, como los huarpes en las provincias de San Juan y Mendoza, y que ahora han reaparecido y se han convertido en comunidades neo-huarpes que “pretenden situarse en la continuidad aborigen de Cuyo”; asimismo, explica cómo “algunos grupos mapuches argentinos, aunque aculturados desde un punto de vista antropológico tradicional, reivindican con vigor su identidad indígena.”[16] Así, se observa que en México actualmente diversas comunidades revaloran su ascendencia indígena, como, por ejemplo, los pirindas en Michoacán.
“El Estado de Michoacán tiene una composición multicultural, pluriétnica y multilingüe, sustentada originalmente en sus pueblos originarios” tal y como se establece en el artículo 3 de la Constitución Política del Estado de Michoacán de Ocampo, es decir, el reconocimiento histórico y legítimo que mantienen los pueblos P'urhépecha, Nahua, Hñahñú u Otomí, Jñatjo o Mazahua y Matlatzinca o Pirinda como parte fundamental del Estado de Michoacán. (Secretaría de Pueblos Indígenas de Michoacán).
Resulta preciso enfatizar que en el documento del Decreto de Creación de la UIIM se estipulaba, siguiendo los lineamientos educativos nacionales, que los objetivos principales serían, a saber:
impartir programas educativos de alta calidad, de educación continua y de extensión, impulsar una educación que surja desde la propia cultura de los estudiantes y de su entorno, propiciar competencias comunicativas para revitalizar las lenguas indígenas, fomentar el diálogo intercultural respetando la diversidad, crear en los estudiantes actitud científica, solidaria emprendedora e innovadora, realizar actividades de investigación y de posgrado, desarrollar programas y proyectos de difusión de la cultura, crear vínculos con los sectores públicos, privados y sociales, entre otros. Las carreras que se ofrecieron primeramente en la UIIM fueron, la Licenciatura en Gestión Comunitaria y Gobiernos Locales y la Licenciatura en Arte y Patrimonio Cultural, así como una maestría en Educación Ambiental. Posteriormente se agregaron a esta lista las Licenciaturas en Desarrollo Sustentable y Lengua y Comunicación.[17]
Por otra parte, se diseñó un escudo que reivindica a los cuatro pueblos originarios de la entidad, es decir, los p’urhépechas, los mazahuas, los otomíes [ñañú], los nahuas. Vale la pena añadir que existe un quinto grupo, el de los descendientes de los pirindas matlatzincas que actualmente realizan, como ya lo señalé, un movimiento de etnogénesis en Michoacán para ser reconocidos como un pueblo originario por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, (CDI). Al parecer, ellos ya no hablan su idioma matlatzinca desde la década de 1930, y esa es una de las razones por las cuales no son reivindicados por la CDI. Francisco Araiza Bartolo, uno de los estudiantes egresados de la UIIM en el 2011, escribió cuando cursaba su tercer semestre de la carrera de la licenciatura de Gestión Comunitaria y Gobiernos Locales:
El papel que desempeña la lengua es parte muy importante de los procesos sociales en que se han desarrollado los pueblos indígenas. Es claro también la existencia de tendencias predominantes, que actúan como fuerzas de presión hacia el uso de una u otra lengua en cada región. Actualmente los espacios donde más se practica la lengua p’urhépecha son: en las comunidades indígenas, donde los señores de edad se ponen a platicar con mucho orgullo en nuestro idioma, que nuestros antepasados nos heredaron; en la convivencia con nuestras familias, porque se nos facilita más para una mejor comunicación; entre amigos se ha visto constantemente que se sigue practicando. Pero veo con tristeza que a la juventud ya no le interesa hablar esta lengua, he notado en las escuelas bilingües rurales, que los mismos maestros indígenas son los que les prohíben a los alumnos el uso de la lengua nativa. En las ciudades donde se habla el español, la mayoría de las personas indígenas evitan hablar en p’urhépecha para no ser discriminados.[18]
Cabe resaltar que este alumno le pidió en septiembre de 2008 a la autora de este escrito que le hiciera la trascripción paleográfica de unos documentos coloniales de fines del siglo XVI fotocopiados y que eran parte de los títulos primordiales de su lugar de origen, San Pedro Zipiajo, Michoacán. Él estaba interesado en saber el contenido de dichos papeles porque forma parte de la identidad de los moradores de Zipiajo.
Asimismo, vale apuntar que la primera generación de egresados de la UIIM en abril de 2011 estuvo formada por 38 estudiantes, de la licenciatura Desarrollo Sustentable, terminal en Agroecología y Manejo de Recursos Naturales y Tecnologías Alternativas, y de la licenciatura en Gestión Comunitaria y Gobiernos Locales, terminales en Autonomía y Derechos de los Pueblos Originarios, y Gestión de Proyectos Públicos y Comunitarios.
Pichátaro, Tingambato. En el marco del V aniversario de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán, UIIM, maestros y alumnos compartieron la mesa de análisis: Diversidad, Conflicto e Interculturalidad, donde destacaron el respeto a la diversidad como eje de la convivencia civilizada en el s. XXI.
Se dijo que la interculturalidad es un proceso en construcción que no puede limitarse a la vida de esta universidad, sino que debe impregnar a todo el sistema educativo y a la sociedad en su conjunto, pues de otra forma parece una “nueva forma de discriminación”. Se señaló que el concepto implica construcción de relaciones más armónicas, y el reconocimiento de la sociedad en general a los pueblos indígenas, más allá de las formas declarativas.[19]
La UIIM es una universidad que comienza, el reto es duro, pero no imposible. Para concluir me permito citar a la maestra María Eugenia Torres V. que recoge la opinión del Pueblo Zenú colombiano acerca del concepto de Interculturalidad:
En los encuentros que realizamos, nuestra comunidad educativa Zenú con nuestros sabedores llegamos a las siguientes conclusiones respecto a la interculturalidad: Nos ayuda a relacionarnos con otras culturas pero sin perder nuestra identidad; por tanto debemos prepararnos para la vida fuera del resguardo Zenú, es decir, no podemos ignorar los cambios que vive a diario la sociedad, pero teniendo sentido de pertenencia y sin perder nuestra identidad del Ser y Sentir Zenú. -Es la dinámica de la cultura viva donde se debe conoce, tomar, interiorizar, valorar y divulgar lo nuestro y a la vez respetando las otras culturas.[20]
[1] http://eleconomista.com.mx/sociedad/2011/04/11/construyen-10-ciudades-conocimiento (Consultado el 8 de octubre de 2014).
[2] Directrices de la UNESCO sobre la educación intercultural, Sector de Educación, París, UNESCO, 2006, p. 17. http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001478/147878s.pdf (Consultado el 9 de octubre de 2014). [3] Organización Internacional del Trabajo. "Convenio sobre pueblos indígenas y tribales", 2009 http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_norm/@normes/documents/publication/wcms_113014.pdf (Consultado el 20 de noviembre de 2011). [4] Guillermo Bonfil Batalla, “Los pueblos indios, sus culturas y las políticas culturales”, en Políticas culturales en América Latina, México, Editorial Grijalbo, 1987, p. 124. [5] Guillermo Bonfil Batalla, México profundo. Una civilización negada, México, CONACULTA, 2001, p. 232. [6] “Acuerdos de Larráinzar. Plenaria Resolutiva del Tema I sobre Derechos y Cultura Indígena (COCOPA) Comisión de Concordia y Pacificación y el EZLN, 14 de febrero de 1996, San Andrés Larráinzar, Chiapas, México”, p. 186, Crónica Legislativa, órgano de información de la LVI Legislatura, H. Cámara de Diputados, Poder Legislativo Federal, Año V, Nueva Época, N° 7, 1996 febrero-marzo, pp. 177- 217. [7] Néstor García Canclini, Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad, Barcelona, Editorial Gedisa, 2004, pp. 183 y 190. [8] Rodolfo Stavenhagen, “La educación para un mundo multicultural”, en La educación encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, México, UNESCO, 1997, p. 263 y ss. [9] AA.VV., Nuestra Diversidad Creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo, México, UNESCO, 1997, p. 108. [10], Fernando I. Salmerón Castro, “Interculturalidad”, en AZ Revista de Educación y Cultura, Interculturalidad. Semblantes del aprendizaje, junio, N° 10, México, Zenago Editores, S. C., 2008, p. 11. [11] Casillas Muñoz, María de Lourdes, Laura Santini Villar, Universidad Intercultural. Modelo Educativo, México, SEP-CGEIB, 2006, p. 39. [12] Ibid., p. 41. [13] Ángel Marcelo Ramírez Eras, “Paradigma de la interculturalidad”, Boletín ICCI, Rimay, año 3, N° 26, mayo del 2001, en Bernardo Albrecht, “Exploración de los factores subjetivos de la etnicidad y la identidad cultural”, http://www.latautonomy.org/CH_Interculturalidad.pdf (Consultado el 25 de julio de 2011) [14] Néstor García Canclini, op. cit., p. 190. [15] Es preciso añadir que:
1. La educación intercultural respeta la identidad cultural del educando proporcionando una educación para todos que sea pertinente y culturalmente apropiada. 2. La educación intercultural proporciona a cada educando el conocimiento cultural, las aptitudes y habilidades necesarias para lograr una participación completa y activa en la sociedad. 3. La educación intercultural proporciona a todos los educandos el conocimiento cultural, las aptitudes y habilidades que les permitan contribuir al respeto, la comprensión y la solidaridad entre individuos, grupos étnicos, sociales culturales o religiosos y naciones.
· Entidad coordinadora, promotora, evaluadora y asesora en materia de equidad, desarrollo intercultural y participación social en la SEP. · Depende directamente del C. Secretario de Educación.
Ejes estratégicos
Perspectivas de la Educación Intercultural Bilingüe La educación intercultural que promueve la CGEIB postula a la educación en y para la diversidad, no sólo para los pueblos indígenas sino para todos los mexicanos.
Por lo tanto, se impulsa en los distintos niveles y modalidades del
Sistema Educativo Nacional, con un enfoque intercultural para todos e
intercultural bilingüe para las regiones multiculturales del país. En todos los procesos, la comunidad se incorpora de manera sistemática, al considerarse que los contenidos deben tener relación con las vivencias cotidianas de la comunidad y sus problemas. Ello implica reconocer que la tarea educativa no es únicamente para los educandos, sino que incluye a los maestros, a los padres, a la comunidad y a la sociedad en su conjunto. http://eib.sep.gob.mx/cgeib/la-cgeib/ (Consultado el 8 de octubre de 2014). http://eib.sep.gob.mx/cgeib/la-interculturalidad/ (Consultado el 8 de octubre de 2014). [16] Guillaume Boccara, “Colonización, resistencia y etnogénesis en las fronteras americanas”, en Colonización, resistencia y mestizaje en las Américas (siglos XVI-XX), Guillaume Boccara (editor), Ecuador, Ediciones Abya-Yala-Instituto Francés de Estudios Andinos IFEA, 2002, pp. 71-72. [17] http://uiim2010.blogspot.com/2010/02/creacion-de-la-universidad.html (Consultado el 25 de julio de 2011). [18]Francisco Araiza Bartolo, “La interculturalidad: algunas reflexiones”, http://www.redui.org.mx/index.php?option=com_docman&task=cat_view&gid=39&Itemid=62 (Consultado el 25 de julio de 2011). [19] http://miuruapan.com/noticias/58144 (Consultado el 3 de octubre de 2014). [20] PEC. SENTIR Y PENSAR ZENÚ. Hacia una consolidación de la Educación Propia e Intercultural Sentir y Pensar Zenú, María Eugenia Torres V - Equipo pedagógico Zenú, Cacique Eder Espitia, (Documento en proceso), San Andrés de Sotavento, Colombia (2014), |