La rebelión yaqui de Juan Ignacio Jusacamea, mejor conocido como Juan Banderas (1826-1833)

 

Martha Delfín Guillaumin,

2 noviembre 2015

 

Desde 1821 México era un país independiente, luego del breve período del primer imperio de Agustín de Iturbide, se había organizado como una república federal y se había hecho la Constitución en 1824. En ese entonces se creó el Estado de Occidente que incluía Sonora y Sinaloa en el noroeste, el cual duró hasta 1831 separándose en las dos entidades que conservaron su nombre respectivamente. En esta primera mitad del siglo XIX los indígenas yaquis se dividían entre los que vivían en sus ocho pueblos y los que trabajaban en las minas y haciendas como peones fuera de sus tierras en el Valle del Yaqui. Los yaquis son un pueblo originario del sur de Sonora que han sido reconocidos siempre como defensores de su territorio.[1]

Pueblos indígenas de Sonora[2]


 

Cabe mencionar que en 1824 el gobierno estatal intentó llevar a cabo un censo y una medición de los territorios yaquis para fijar impuestos. La jefatura local pretendía designar nuevas autoridades en las comunidades indígenas que dependieran de los jefes de distrito para integrar a los indios como ciudadanos de la nueva república federal. Por otra parte, el general José Figueroa intentó realizar una leva entre los yaquis para combatir a los indios apaches enemigos.

 

Como respuesta a estos acontecimientos, entre septiembre y octubre de 1825, se realizaron diversos ataques yaquis a las propiedades de los yoris (hombres blancos, no indios) de la región.El gobernador del estado ofreció el perdón a los sublevados siempre y cuando devolvieran el ganado y los bienes sustraídos a los ranchos vecinos, la entrega del armamento a las fuerzas gubernamentales y el retorno de los involucrados a sus pueblos de origen. Los yaquis solicitaron, a su vez, el retiro de las milicias federales y el reconocimiento por parte del gobierno mexicano de que ellos eran los dueños legítimos de las tierras del río Yaqui. A pesar de que varios gobernadores y jefes de los ocho pueblos yaquis se rindieron, las tropas no fueron retiradas. De hecho, el comandante general José Figueroa ordenó el reacomodo de las guarniciones de veteranos en tres puntos estratégicos distintos del valle del Yaqui.

 

En 1826 Juan Ignacio Jusacamea, alias Juan de la Cruz Banderas o Juan Banderas, indio yaqui ladino o hispanizado que en sus discursos hacía referencias a Miguel Hidalgo, la Virgen de Guadalupe (Banderas), Moctezuma y el imperio azteca, se convirtió en el líder de las facciones que no presentaron su rendición a Figueroa ni entregaron las armas. De esta forma se da la guerra total contra los yoris en el centro y sur de Sonora. Juan Banderasintentó hacer una confederación india que incluiría a los pimas, seris, ópatas y mayos para expulsar de sus tierras a todos los invasores blancos. A pesar de que no se concretó la confederación, sí logró juntar alrededor de 2,000 indios yaquis y sus aliados mayos. En noviembre de ese año el gobierno estatal otorgó una amnistía para acoger el perdón y hacer volver a sus pueblos a los yaquis, sin embargo, Juan Banderas y sus seguidores siguieron luchando medio año más antes de aceptarla.

 

            Esto significó que en abril de 1827 Banderas fuera reconocido como capitán general del pueblo yaqui a cambio de deponer las armas, es decir, obtuvo el máximo rango militar que le permitía garantizar la principal demanda de los yaquis, la autonomía. Al año siguiente la legislatura del Estado de Occidente intentó reformar la propiedad que propiciaba dividir la tierra comunal en pequeñas parcelas privadas, el reparto de títulos individuales a las familias indígenas y la concesión de terrenos baldíos a pobladores mexicanos para fomentar la convivencia entre pobladores indios y no indios. Asimismo, se pretendió crear un distrito político para que los pueblos indígenas del Valle del Yaqui dependieran del pueblo de Buenavista que no era yaqui para obligarlos a participar en las elecciones del Estado, es decir, integrarlos a la vida política. Con esta medida se intentaba incorporar a los yaquis a las milicias de la entidad federativa y desaparecer el cargo de capitán general de los yaquis. Este fue un esfuerzo frustrado debido a la falta de recursos económicos y humanos en la entidad.

 

            Hacia 1831, Juan Banderas continúa como capitán general, pero en julio de ese año por disposición del gobierno estatal de Sonora se realizan comicios para el cambio de autoridades en el Valle del Yaqui y quitar a Banderas de su cargo. En agosto, él desconoce el resultado de las elecciones y se niega a dejar su cargo de capitán general, que como se sabe, era la máxima autoridad de las comunidades del río Yaqui.Al año siguiente se realiza una rebelión confederada de yaquis, mayos y ópatas contra los yoris sonorenses, sin embargo, en 1833 el comandante Lorenzo Escalante logra capturar a Banderas en Soyopa. De ahí fue conducido a Arizpe en donde fue fusilado luego de un juicio sumario.

 

            Como conclusión de esta rebelión indígena encabezada por Juan Banderas es preciso señalar que se mantuvo la constante de la lucha yaqui para garantizar su autonomía territorial y sus formas culturales y de gobierno, es decir, la residencia exclusivamente yaqui y el control colectivo de sus tierras tradicionales a ambos lados del río Yaqui con su propio gobierno separado del gobierno federal mexicano.

 

Al igual que los otros grupos indígenas del México decimonónico, los yaquis no fueron considerados en el discurso y los proyectos de nación; de hecho, las nuevas reformas políticas perjudicaban sus intereses, en particular, los intentos de privatizar la propiedad de la tierra con la creación de parcelas individuales, el fomento a la inmigración blanca yori y la colonización de sus tierras comunales, así como la injerencia en sus asuntos de gobierno supeditándolo al de la recién creada República Mexicana.

 

Bibliografía básica recomendada:

 

Barabas, Alicia, Utopías indias, movimientos sociorreligiosos en México, México, Plaza y Valdés-CONACULTA-INAH, 2002.

 

Escandón,Patricia, “Fuego en el Yaqui: rebeliones y movimientos de resistencia (1740, 1771 y 1826-1833)”, en Nuestra América, México, CECYDEL-UNAM, N° 22, enero-abril 1988, pp. 155-165.

 

Hernández Silva, Héctor Cuauhtémoc, “El Valle del Yaqui y los proyectos económicos de las élites regionales de Sonora, 1830-1957”, en Antonio Escobar O., coordinador, Indio, nación y comunidad en el México del siglo XIX, México, Ciesas, 1993, pp. 293-302.

 

Hu-DeHart, Evelyn, “Rebelión campesina en el Noroeste: los indios yaquis de Sonora, 1740-1976”, en Friedrich Katz, compilador, Revuelta, rebelión y revolución, México, Editorial Era, 1999, Tomo 1, pp. 135-163.