Los grupos indígenas de Mendoza, Argentina durante el período colonial
Autora: Martha Delfín Guillaumin
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La provincia de Mendoza, Argentina se encuentra situada al centro oeste de la provincia de Buenos Aires, la Cordillera de los Andes sirve de frontera natural con el vecino país de Chile. Durante el período colonial Mendoza formó parte de la capitanía General de Chile hasta la fundación del Virreinato de Buenos Aires que provocó la separación definitiva de aquel.
En Mendoza hubo dos tipos de indígenas, los huarpes dedicados a la agricultura cuyo antecedente arqueológico es la cultura de Viluco, y más al sur los cazadores-recolectores conocidos como puelches y los pehuenches, a estos últimos Canals Frau los llama los “primitivos montañeses”. Del otro lado de la cordillera estaban los araucanos, en realidad sus nombres originales eran (según el lugar de ubicación): picunches, huiliches y pehuenches, ellos consumían el fruto de la araucaria imbricata llamado pehuen. Cuando los españoles los conocieron fue que los nombraron araucanos.
En los últimos años del Tawantinsuyu, los huarpes fueron absorbidos por el Incairo y esta es la razón que explica que cuando llegaron los españoles al Valle de Huentota, los huarpes conocieran el quechua y formaran parte del sistema tributario del Inca. Sin embargo, dada su belicosidad, ni los puelches ni los araucanos habían sido dominados por el Inca, así que los españoles se enfrentarán al mismo “problema”, su alto grado de independencia, de hecho, fue hasta finales del siglo XIX que lograron dominar a los grupos de indios rebeldes de la Pampa y Patagonia argentina y los del sur de Chile.
Como consecuencia de la primera y fallida fundación de Buenos Aires, todos los animales que dejaron los españoles, incluidos las vacas, los toros, los caballos, las yeguas, se reprodujeron de forma asombrosa y cuando se realizó la segunda fundación por Garay en 1580, la cantidad de animales que habitaban la pampa, descendientes de aquellos que habían abandonado en su huída los primeros conquistadores, era tan grande que provocó el fenómeno de las vaquerías, es decir, reunir a los animales salvajes y acorralarlos, cercarlos. Pero volviendo a los indios, hemos de decir que los huarpes, tanto los allentiac, los millcallac y los puntanos de San Luis fueron aniquilados ya sea por los abusos cometidos contra ellos, por mandarlos cruzando la cordillera hacia las minas de La Serena en Chile o por las enfermedades. Se sabe que muchos huyeron y se fueron a refugiar con sus antiguos enemigos los puelches y los pehuenches o huyeron hacia la pampa. Digo enemigos porque aquéllos les robaban sus cosechas y también a sus niños y mujeres. Al mismo tiempo, durante el S. XVI se había iniciado el proceso de araucanización provocado por la presencia de estos animales en la pampa, los araucanos cruzaban la cordillera y se quedaban del lado este, a veces peleaban por el territorio, en otras ocasiones hacían alianzas, pero, finalmente, se impusieron entre la mayoría de los grupos originales del lado oriental y la lengua araucana se volvió la más principal (con excepción de los tehuelches), se hicieron alianzas por parentesco que unifican a grupos de ambos lados de la cordillera, asimismo, otros grupos surgieron como los ranqueles del sur de Córdoba. Así, tenemos que los nombres de los grupos indios del lado este son de procedencia araucana, los puelches no se llamaban a sí originalmente, puelche es una voz araucana que significa “gente del este” (lado oriental de la cordillera”), pero lo mismo había puelches en Mendoza que en la Sierra del Tandil en la Provincia de Buenos Aires, era un nombre que indicaba más bien su procedencia pero se impuso.
Durante el período colonial, los habitantes españoles y criollos de Mendoza usaron diferentes estrategias para congraciarse con los grupos rebeldes, en algunas ocasiones tenían éxito y lograban congregarlos, los jesuitas participaron en esto, así los indios empezaron a diferenciarse entre indios amigos e indios enemigos o aucas (enemigos). Esta palabra auca igual que pampa (llanura) son de origen quechua, pero los españoles la llevaron al territorio argentino por su fuerte vínculo hacia el Virreinato del Perú y la Audiencia de Charcas.
Los indios rebeldes atacaban las poblaciones y las propiedades rurales de los españoles, “robaban” sus cosechas, sus ganados y sus mujeres, antes ya lo hacían sólo que era a los indios sedentarios, así que el rapto de mujeres y niños continuó, los cautivos. En el siglo XVIII los españoles cambiaron sus táctica guerrera y tuvieron una política ofensiva, usaron a los indios amigos como “frontera de amortiguación” para repeler los ataques de los indios rebeldes que se llaman “malones” y trataron de controlar a estos últimos a través del sistema de raciones con los acuerdos de paz tomados y deliberados en los parlamentos. Esto acostumbró a los indios a depender de las raciones con alcohol, chaquira, café, tabaco, espuelas de plata, etc.
Al término de la época colonial, los indios advirtieron el clima de “anarquía” reinante entre los criollos y aprovecharon muy bien esta situación volviendo a maloquear, sin embargo, muy pronto advirtieron que los blancos, con líos o no entre ellos, seguirían invadiendo su territorio y tratando de destruir su forma de vida, esto se evidenciaría con las campañas de exterminio cuyo primer experimento fue la de la década de 1830 con Rosas y la de 1879 con Roca. En esta última el cálculo era de 20,000 indios muertos en 6 meses, según unos de los oficiales a cargo de una de las divisiones de la Campaña del desierto como hasta la fecha se conoce a este exterminio indiscriminado de indios, los que sobrevivieron fueron confinados en las reservas o enviados a trabajar a sitios completamente distintos de su hábitat original. Algunos otros terminaron como sirvientes en las chacras (granjas, otra palabra de origen quechua) de los generales que ayudaron a Roca a combatir a los “bárbaros” para llevar la “civilización y el progreso” a las tierras recién arrebatadas a los indios. Ferrocarril, migración, cultivos eran las premisas, el precio fue pagado con la sangre de los indígenas que murieron acribillados por los modernos Remington.
BibliografíaMartha Eugenia Delfín GuillauminRebeliones indígenas en Mendoza: 1750 – 1880, tesis de licenciatura en Etnohistoria, México, ENAH, 1991.
¿Salvajes o marginados? La justificación ideológica de la Campaña del desierto del general Julio A. Roca de 1879 en la obra de Estanislao S. Zeballos, tesis de doctorado en Estudios Latinoamericanos, México, UNAM, 2008.
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