Cuando en el año 1.320 nace en la comarca gallega de A Limia una niña a la que le ponen de nombre Inés de Castro nadie podía imaginar que entraría en la historia, años más tarde, como la mujer que reinó después de muerta, ni que sería la protagonista de una de la más bella historia de amor que se pueda conocer. 

   Hija natural de Pedro Fernández de Castro y Aldonza Soares de Valladares, emparentada con la familia real castellana queda huérfana de madre siendo muy niña por lo que es llevada a Valladolid, en concreto al castillo de Peñafiel, donde creció en compañía de Constanza Manuel, la que más tarde sería su rival. 

Dibujo de Inés de Castro

 
Castillo de Peñafiel
   Suponemos una niñez normal de la época, donde la mujer solía morir joven como consecuencia de las infecciones producidas por la falta de higiene en los partos, y dentro del contexto de persona favorecida por su emparentamiento con la realeza, pese a ser hija natural, cuestión esta no demasiado anormal entonces y casi reconocida socialmente. Criada para servir de amiga de juegos de una futura gran dama y educada para desenvolverse en una corte donde la pasión y el poder son los alicientes de todos los días.

   Efectivamente, su señora Constanza Manuel contrae matrimonio con Pedro I de Portugal, llamado El Justiciero, en el año 1.341 y al poco tiempo éste mismo rey hace su amante a una de las damas de compañía de su esposa, la cual no es otra que Inés de Castro. Estamos seguro que esto no habría trascendido más allá del ámbito domestico si no se hubiera producido la muerte de Constanza en el año 1.345 tras dar a luz a su hijo Fernando.

   Pero queremos hacer en primer lugar una semblanza de cada actor de este artículo para que el lector no se pierda dentro de la maraña de intrigas y personajes que fueron de importancia capital en esta historia.

Asesinato de Inés de Castro
Tumba de Inés de Castro

   Constanza Manuel nace en 1.318, siendo dos años mayor que nuestra biografiada, hija del escritor e infante D. Juan Manuel es destinada a cubrir las ambiciones de su padre ya que la intentan casar a la edad de ocho años con el rey castellano Alfonso XI. Más tarde, y esta vez con éxito, casa con el príncipe heredero de Portugal al que da tres hijos: María en el año 1.342 la que sobre vive quince años, Luis que nace en 1.943 y que sólo vivió ocho días y Fernando en el año 1.345 y que si llegó a ser rey.

   Pedro I de Portugal que nace en el año 1.329 y muere en 1.367, tras años de una monarquía que para la época nos parece muy interesante, ya que limitó el poder de la nobleza y el clero apoyando las primeras Cortes, la llamada Cortes de Elva en el año 1.361 donde tienen cabida los gobiernos de las ciudades, fomentando la construcción naval y protegiendo el comercio.

   Alfonso IV, rey de Portugal y padre de Pedro, vivió entre los años1.325 y 1.357, cuyo reinado se caracterizó por su enemistad y guerras contra Castilla las cuales terminaron en el año 1.339 donde ambas coronas se aliaron para combatir al verdadero enemigo, los musulmanes, y que llevo a la victoria de la batalla del río Salado. 

   Ya dentro de los personajes más importantes de nuestra historia nos proponemos seguir con ella sin intentar deslindar cuanto hay de real y cuanto de leyenda, lo cual lo dejamos a criterio del lector.

Monasterio de Santa María de Alcobaca

   La relación de concubinato entre Pedro I e Inés de Castro ponía en peligro la corona de Alfonso IV ya que tras Inés estaban sus hermanos, aliados de Castilla, lo cual unido a los tres hijos naturales que tuvo con Pedro I, Beatriz, Juan y Dionís, más otro que murió tras pocos mes de vida, eran un peligro para la sucesión deseada por el rey si se materializaba y regularizaba la unión de los amantes ya que la rama de los Castro serían los herederos castellanos de la corona portuguesa. Con la aprobación de la corte el rey decretó su muerte, para lo cual se designaron a tres caballeros que serían los ejecutores de la sentencia, sus nombres eran GonÇalvez, Coello y Pacheco. Aquí hacemos un alto para intentar meditar las complicidades y silencios en esta sentencia, ya que nos resulta difícil pensar que tanto Pedro como los allegados a Inés no supieran nada y que nadie intercediera ante este crimen de estado. Los amantes estaba retirados en una de las mas bellas ciudades de Portugal, Coimbra, en la llamada La Quinta das Lagrimas y hasta allí fueron sus verdugos para acuchillarla. Lo que no sabía el rey era que los amantes se habían casado en secreto un año antes oficiando la ceremonia el obispo de Guarda.

   Se dice de Inés de Castro que era bellísima, de esbelto cuerpo, ojos claros y cuello de cisne o como dicen los portugueses 'colho da garÇa'.

   Tras el asesinato de Inés, Pedro se alzó contra su padre y acaudilló un levantamiento popular que sumió a Portugal en una larga guerra civil que terminó poco antes de ser coronado tras la muerte de Alfonso IV en el año 1.357. Los ejecutores de la muerte de su amada fueron ajusticiados, excepción hecha de Pacheco, que huyó a la corte papal del Anignon. Pedro proclamó su matrimonio, lo que hizo que las Cortes de Cantahede la coronaran como reina . En el 1.360 mandó desenterrarla e hizo que el pueblo le rindiera pleitesía para posteriormente enterrarla definitivamente en el monasterio de Santa María de AlcobaÇa, siendo el propio rey el que dirigió las obras para la construcción del mausoleo, siendo una de las obras maestras del gótico portugués.

   Pedro mandó construir su panteón frente al de Inés, no en paralelo como cabía esperar, si no enfentados por los pies porque quería que el día de la resurrección al incorporarse poder ver lo primero a su amada.

   Una bella historia de amor para no olvidar.