Nunca
me había fijado detenidamente, nunca había pensado en todo el significado
que puede llegar a tener un grifo goteando.
A mi
madre le ponía muy nerviosa y siempre teníamos que cerrarlo a tope,
hasta que la rueda no girase más. Ahora me doy cuenta de que era como
cortarle las alas o quizás como hacerle un favor.
Me quedé
embelesada, mirando la boca del grifo, como se reunían sistemáticamente
en ella un montoncito de partículas de H2O hogareño, para formar una
gotita de agua que impulsada e inspirada por la fuerza de la gravedad,
se preparaba para realizar una caída libre de 40 cms. para llegar a
caer donde otras habían llegado, y fallar en la ardua y laboriosa tarea
de hacer derramar el vaso que, sin condición, las recogía a todas, una
a una.
Todas
esas gotas contribuyendo a un mismo fin, todas llevaban la misma misión,
todas soñando ser la gota que lograría la meta en la que tantas otras
habían fracasado. Cada una de ellas con ligereza se deslizaban por la
boca del grifo soñando con, al fin, ser la gota que derramara el vaso,
pero ninguna lo conseguía, una tras otra caían donde la anterior para
esparcirse junto con las demás en un mar de sueños, un charquito de
agua.
No sé
porqué, no pude evitar imaginarme a otro político hablándonos
de la paz mundial.