Así, vista la disparidad de los hablares angélicos, y lo diferente de sus costumbres, se sirvieron los ángeles de las aves para la comunicación entre ellos, y es tan numeroso y amplio el catálogo angélico, que obligó a las aves a su multiplicación sin fin, y ya esté el cielo raso o la tormenta descargándose, siempre hay aves transportando mensajes, y son los verdaderos y cabales habitantes de la tierra.

qué dice la anfisbena

la región donde nada se olvida

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos, / rostro amado donde contemplo el mundo, / donde graciosos pájaros se copian fugitivos, / volando a la región donde nada se olvida.

Vicente Aleixandre