Vengo desnudo de la hermosa clámide que solía vestirme cuando entonces: clámide con las voces de los pájaros, el graznido del cuervo, la carrera veloz de la raposa -a la que llaman zorra mis parientes-, del arroyo que un día se llevaba mis pasos y de olores de jara y de romero hace tanto tejida.

José Manuel Caballero Bonald