En el cuarto día creó Dios a las aves todas, y les concedió infinitos cielos para que camparan a sus anchas por ellos. Repartió alas y picos de naturalezas dispares: Martines Pescadores, Gaviotas, Pelícanos y Golondrinas compartieron los dominios del viento con cierta armonía y con las diferencias naturales que tan variado catálogo volátil presenta.
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