Sr. Juez, Mi
nombre es Esteban. Soy escritor, o quizás debería decir
era escritor, porque cuando alguién lea esta carta ya habré
dejado de existir. Como es larga tradición entre los suicidas escribo
mis últimos pensamientos en un papel que introduciré en
un sobre dirigido a un Sr. Juez cualquiera. Antes de nada quiero pasar
a las razones materiales de esta carta. No tengo parientes así
que dejo todas mis pertenencias a Medicos Sin Fronteras. Hay una copia
de mi testamento encima de la mesa. No tengo mucho, algo de Una vez completo el requisito legal, paso al requisito moral. Explicar para quien probablemente no le interesa las razones de hacer lo que hago. No puedo seguir viviendo. No tengo miedo a morir. Mi vida carece ya de sentido. He tenido un único objetivo en la vida, y ese fue el de ser escritor. Desde que aprendí a garabatear palabras en un papel que he escrito relatos, cuentos, narraciones, ensayos, poemas y hasta artículos de periódicos. Sin embargo, desde hace un año a esta parte he perdido totalmente la capacidad de escribir. Toda mi vida giraba en torno a la escritura y, ahora, no soy capaz de escribir ni siquiera una línea, un renglón, ni tan siquiera una simple carta...
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