"En la orilla del aire
(¿qué decir, qué hacer?) hay todavía una mujer. En el monte, extendida sobre la yerba, si buscamos bien: Una mujer." Jaime Sabines. Mientras me contaban cuentos de niñas, jugaba a que era princesa y cortaba flores de corona. Las guirnaldas de margaritas eran para las princesas, las violetas para las cortesanas, las dalias para las reinas. De estanques hacía mares, donde hormigas se volvían tripulación de trasatlánticos impetuosos. Los pasteles eran lodo, el lodo era festín. Se guiaban de mi infancia cuentos de zarigüeyas, de mapaches que se perdían y de lobos que nunca eran malos. Me gustaba ver las hojas y contarlas, ver las estrellas y perderlas. Un día el estanque fue estanque, los mapaches fueron mapaches y el lodo fue lodo. Ese día me puse una corona de hojas secas...ese día las hojas fueron hojas.
|