El piano sonaba, era
un bar oscuro con luces neón (joder, por que romper la claridad
con luz oxigenada) mientras salían burbujas de la copa. Yo esperaba
dentro , el único iniciador que me acompañaba era una cucaracha
tambaleante de su propio zumo.
La barra estaba sola, junto a el Barman mirandome casi de manera lastimosa. El pianista dormido dentro de sus propias notas de Blues. La cucaracha y yo solos. Me mira, mientras corre a través, el Barman la mira molesto, toma un manojo de servilletas. Yo miro como se acerca lentamente a ella... Le susurre "déjela tranquila , ella ha sido la única compañera cómplice de esta noche". La complicidad se encuentra en todos los rincones, eso o en el fondo de un bar en una noche donde solo hay neón azul.
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