Jacques Majorelle nació en 1886 en Nancy (Francia). Proviene de una familia de artistas. Su padre, Louis Majorelle, es un célebre diseñador de mobiliario modernista y esto le da la oportunidad de entrar en el ambiente cerrado de los artistas de la época.

Estudió primero en la escuela de Bellas Artes de Nancy y posteriormente en la Academia Julián, en Paris con Schommer and Royer. En una visita a España para recuperarse de una tuberculosis, es donde descubre su pasión por el sur, desarrollando un estilo pictórico cercano al Fauvismo, es decir busca la fuerza expresiva del color, las formas simples y los temas originales, alejándose de todo lo clásico. En otro viaje posterior visita Egipto y el Nilo.

En 1919, Jacques Majorelle se instala en Marrakech, donde continúa su carrera de pintor, cayendo bajo el hechizo de su luz, su color y el encanto de la ciudad roja. Fascinado por los zocos de la Medina, plasman en sus cuadros, la luz, el color y los matices de la vida cotidiana. Se siente atraído de igual manera por la autenticidad de las regiones bereberes del Atlas, la geometría simple de los pueblos y sus kasbahs de arcilla. El sur de Marruecos ocupará gran parte de su existencia.

Aparte de su actividad pictórica, Majorelle produce carteles para promover el turismo en Marruecos, y participó en la decoración del hotel La Mamounia en Marrakech. Entre 1945 y 1952, la búsqueda de la belleza le lleva a descubrir la África Negra (Sudán, Guinea, Costa de Marfil, Níger y Senegal), donde se produjo una serie de pinturas de deslumbrantes contrastes, mostrando una gran creatividad.

En su afán de adquirir una fuente de inspiración adquirió fuera de la Medina, en la zona de Guéliz la tierra que se convertiría en el jardín Majorelle, Se embarca en la creación de un jardín botánico y plantas traídas de todo el mundo: los cactus, yucas, los lirios, jazmines, buganvillas, bananeros, bambús gigantes, palmeras, naranjos, convirtiéndose en uno de los mayores coleccionistas de plantas de su época. En 1947, abrió las puertas del jardín al público. Azul, amarillo, verde, blanco y naranja. Colores mezclados y fundidos con el agua, con el aire y con la tierra. Con la tierra de color ocre, polvorienta, hace que esté jardín sea un lugar de frescura, relajación y un transporte a otro lugar en la imaginación de cada uno. El azul elegido por el pintor también ha alcanzado la fama. A raíz de un accidente de coche, regresa a Francia, donde muere en 1962.

Después de la muerte de su creador, el jardín fue abandonado durante mucho tiempo sufriendo daños y un progresivo declive.

 En 1980, Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, admiradores de los jardines de Majorelle, comenzaron el trabajo de restauración, que culminaron en enero de 2001 con la creación de la Asociación para la Protección del Jardín Majorelle, asegurando su continuidad. Un patrocinio discreto de Pierre Bergé e Yves Saint Laurent garantizar el crecimiento y el funcionamiento del jardín hasta que la asociación se convierte en independiente. Es una Asociación sin ánimo de lucro, Su objetivo es salvaguardar, mantener el jardín y el museo y para promover el conocimiento del arte del paisaje en el apoyo a cualquier iniciativa de desarrollar una cultura del arte del jardín. El logro de estos objetivos se divide en cuatro áreas: la publicación en cualquier medio, para mejorar la promoción del arte de la jardinería, la conservación del patrimonio paisajístico de la ciudad de Marrakech, la participación en eventos científicos y culturales en torno al tema jardín y el arte islámico (exposiciones, congresos...), de formación en el campo de la arte de la jardinería y la creación de paisaje (talleres, cursos...). En el jardín también alberga un museo de Arte Islámico y en él se presenta la obra de arte desde el Magreb Islámico, el este de África y Asia. En esta extraordinaria colección se puede admirar la cerámica y la alfarería de gran valor, armas y hermosas joyas, textiles, alfombras, artesanía en madera y otros tesoros. Espacio también está dedicado a las obras de Jacques Majorelle, el diseñador del jardín. Es hora de adentrarnos en la magia y tranquilidad del Jardín Majorelle

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