Esta pintora chilena de vocación tardía, retratista de su yo interno, soñadora y dulce, de espíritu pionero y eternamente joven, se nos presenta con una muy escasa producción pero muy interesante por lo que transmiten las imágenes.

     Su pintura en esencia nos recuerda a René Magritte, estilo que más que imitado nos parece sentido, como un grito a la vida y las relaciones humanas. Mucho tienen que decir esas manos que son omnipresentes en su producción y que tienen vida propia independientemente de la persona. Manos soñadoras, ilusionadas, abatidas, toda una revelación que nos lleva a Mónica, como ventanas abiertas a su alma.

     En nuestra correspondencia previa a esta exposición hemos conocido al ser humano que hay tras los cuadros, no fueron muchos e-mails, pero los suficientes como para aprender a quererla y comprenderla, a recepcionar sus ilusiones y hacerlas casi propias y darme cuenta que los europeos nos hemos convertido con el desarrollo industrial y económico en muy pragmáticos, empezamos a perder la capacidad de la ensoñación y de la utopía.

     Mónica Sobrado de la Quintana nos hizo en su momento la petición de que en éstas páginas publicitáramos su deseo de ser 'adoptada' por un mecenas que le diera la oportunidad de poder venir a España a estudiar arte, una muy pequeña inversión si se tiene en cuenta el potencial que puede desarrollar esta mujer dentro del campo de la pintura, y si este es el caso, le rogamos que se ponga en contacto con ella por medio del correo electrónico a esta dirección: monarica@entelchile.net