Poema de la carta maldita
Eugenio Barragán [@] [www]

Recibí una carta, no una cualquiera
sino de un gran amor.
De aquellos
que el tiempo entierra en el recuerdo.
El sobre era grande, muy grande
y con dificultad pude extraerla del buzón.
Su contenido eran tres cartulinas, la primera:
un menú de un restaurante
que rápidamente encontró acomodo
en el fondo de una papelera.
La segunda:
una invitación de boda.
De la cual aún me pregunto
el porqué guardo sus cenizas.
La tercera, la consabida dirección
de la tienda donde se realizaría la lista de bodas
que voló por la ventana de mi casa
en forma de avión.
Tras mucho pensar decidí contestar,
pues, así se me exigía.
Rellené un sobre cualquiera con la correspondiente dirección
e introduje una fotografía mía de cuerpo entero,
en el dorso, con letra legible, le escribí
la dirección de una tienda de ropa.
Tras más meditar
recorté la fotografía de un periódico
de un equipo de fútbol
levantando su último trofeo.
Evidentemente era el equipo rival
de mi olvidado amor.
Lo que no sé es si con este envío
habrá comprendido ambas indirectas.

 

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