En
el susurro
del roce de sus cuerpos
se
confiesan las verdades enterradas
en las cavidades mas profundas de la piel
junto a la humedad de un secreto a voces
robado del uno para el otro
durante
el desconcierto de los jadeos.
Sus manos
besan las curvas confundidas
entre la carne de sabor almibarado
y
se hunden en las carcajadas de
todos los sentidos.
Con sus lenguas
huyen hasta los rincones ajenos
que
ya les pertenecen
y olvidan quienes habian sido
porque
ahora no importa
porque sus almas desnudas se han abrazado
en
la quietud del tiempo
que
ya es solo uno.