Pelerman viene. Pelerman va con una camisa verde y alguien le toma fotografías. Pelerman toma el bus de las ocho treinta y mira el bastón del anciano. Pelerman eleva una plegaria en mitad de una calle. Pelerman abre una nube y encuentra una daga. Pelerman se abre el pecho y busca la eternidad. Pelerman quiere morir pronto porque sí, porque qué es la humildad sino la muerte. Pelerman se tiende en la hierba, toma una hoja seca y la destruye. Cree que son cabellos de alguien, los mete en una bolsita y los guarda junto al paquete de cigarros. Pelerman no sabe vivir. Pide vino y queso en lugares equivocados y porque alguna vez se lo dijeron, los domingos firma autógrafos, se quita el sombrero y no duda un momento de que es el general Buster Keaton. Antes de dormir saca una bolsita y esparce hojas diáfanas encima de su almohada.
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