A Juan "El Malo" lo metieron en chirona por su adicción a los chinos, que no son los habitantes del oriente ni los pantalones de pinzas esos, ni el juego para ver quien paga las cañas, sino el caballo fumado, la heroina perfecta que no te come la sangre pero te espuela el cerebro llenándolo de inteligencia, autosuficiencia y un perfecto karma, que se delata en los ojos vidriosos enjuagados de sangre color amarillo plomizo...para pasar a la lenta agonia, de la angustia que vendrá cuando se digestione el tiro certero, al centro mismo del universo. A Juan "El Malo" no le enseñaron a distinguir que era lo bueno de lo malo, bendito apodo, simplemente empezó a montar a caballo muy joven..callendose a menudo, espuela del barrio, intento de quite con metadona..vuelta a las andadas... inventiva acelerada para evitar la sirlá :"dejame perras que mis crios se han encerrao en mi kelly con el movil..y tengo que llamarlos desde la cabina". A Juan "El Malo" no le vale el periodico si no es para guardarse el bocadillo de caritas, no le vale las leyes que reprimen sus actos sino la misma ley de la calle esa lex dura que te picotea la cara si no andas listo, tampoco le valen los consejos si no son de guerra. Juan "El Malo" anda metido en lios desde que nació...:" Malrayo me parta" me dice, mientras educadamente me habla en calo y de usted, "Soy un hombre que se viste por los pies", sus botas de punta lo aseveran. Su mirada turbia y precisa lo corrobora. Juan "El Malo", se le encienden chiribitas en el iris al recordar sus buenos tiempos de macarrón, cuando le trabajaban diez mujeres y paseaba con su Mercedes verde y con tapiceria de cuero.."Me fundi mas de 10 millones..", ahora se conforma con la furboneta y con poner bien a una separada que recibe paga del exmarido. A Juan "El Malo" le quieren dar matarile por asuntos de familia y venganzas gitanas... aunque dice que se defenderá, que va bien armado como habla la seis muelles que lleva encartuchada en los riñones con una funda marron carne. A
Juan "El Malo", cuando salga, va a ahorrar unos cuartos para montar un
karaoque en algun sitio de Alicante, para vivir tranquilo, y quitarse
de una puta vez.
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