domingo, mayo 25, 2003 :::
Fuente: La Voz de Asturias
Fecha: 21-5-03
Autor: Jesús González
CAMBIOS URBANISTICOS EN EL CASCO ANTIGUO
Avilés abre al público de la ciudad el emblemático jardín del Ferrera
El recinto, que data de 1880, sólo podía visitarse previa cita y con el control de técnicos locales
IU había acusado al hotel del palacio de "comercializar" el recinto para celebrar bodas
El acceso al jardín francés del palacio de Ferrera será libre desde las doce de este mediodía. La apertura del recinto, que hasta ahora sólo podía visitarse previa cita y bajo control de técnicos municipales, se produce después de que Izquierda Unida acusara la pasada semana al hotel del palacio de "comercializar" el recinto como emplazamiento para la celebración de bodas.
El alcalde, Santiago Rodríguez Vega, había asegurado entonces que el jardín sería de acceso libre una vez que se ultimaran una serie de acuerdos para el mantenimiento y conservación del recinto. IU, exigía la apertura inmediata del mismo. De hecho, el portavoz de Izquierda Unida en el consistorio avilesino, José Fernando Díaz Rañón, apuntaba al "electoralismo" de la súbita apertura del recinto, y mostraba su confianza en que "el jardín no se cierre al día siguiente y quede sólo para uso y disfruto de los clientes del hotel".
El jardín francés del palacio de Ferrera, donde ahora se asienta un hotel de cinco estrellas, es un recinto incluido desde 1955 en el catálogo de elementos arquitectónicos con valor de patrimonio cultural en Avilés. Además, se trata de un recinto de titularidad pública desde 1989. Sin embargo, el acceso al jardín ha sido muy limitado desde entonces. En los últimos meses, podía ser visitado previa petición de cita previa en el centro de educación ambiental La Noria, en el parque de Ferrera, por el que se accede al jardín. Anteriormente se había abierto el recinto al público en contadas ocasiones, con motivo de ciertas festividades o por la celebración de exposiciones en el interior del palacio.
PARQUE CON HISTORIA El jardín, de más de 8.400 metros cuadrados de extensión, data de 1880, cuando era parte de las instalaciones anexas al palacio del marqués de Ferrera. Entonces, Avilés carecía de recintos de esparcimiento, aunque a principios del siglo XX comenzó a construirse el parque de El Muelle. En 1972 fue cuando el pleno del ayuntamiento avilesino decidió iniciar el expediente de expropiación forzosa de lo que hoy es el parque de Ferrera, pero de ese proceso quedó excluido el jardín francés.
No fue hasta 1998 cuando tuvo lugar la expropiación del emblemático recinto, como ampliación del parque de Ferrera. Entonces, los 8.469 metros cuadrados del jardín pasaron a ser de titularidad municipal y "de uso público".
La construcción del hotel en el palacio anexo y los sucesivos convenios entre el ayuntamiento y diversas empresas para la conservación y mantenimiento del jardín francés no había propiciado, hasta ahora, el acceso libre a las instalaciones. Además, la petición de apertura inmediata lanzada por el portavoz de IU venía motivadas por el hecho de que el convenio firmado por la empresa hostelera y el ayuntamiento avilesino sí permitiría el acceso a los jardines desde el hotel.
::: Noticia generada a las 2:56 PM
miércoles, mayo 21, 2003 :::
Fuente: La Nueva España
Fecha:20-5-03
Premio «Asturias» de jardinería y paisajismo
Oviedo
En el transcurso de una cena, el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas del Principado hizo entrega el sábado del premio «Asturias» de jardinería y paisajismo 2003, que este año obtuvo el Ayuntamiento de Cangas del Narcea por el proyecto del parque del Fuejo, de Rubén Peláez Arias, María Gutiérrez Menéndez y José Ramón Puerto. El segundo premio fue para el Ayuntamiento de Ribadesella, por la labor municipal y de la escuela-taller en favor de la jardinería pública. El proyecto del parque fluvial del Piles, en Gijón, de Jovino Martínez, obtuvo un accésit de honor. En la imagen, los premiados, con representantes del colegio durante la cena.
::: Noticia generada a las 8:01 PM
Fuente: La Voz de Asturias
Fecha : 16-5-03
Autor: J.González
REAPERTURA DEL EMBLEMATICO RECINTO
IU denuncia la "comercialización" del parque francés del Ferrera
Rañón dice que el hotel oferta el recinto para "aperitivos de bodas"
El portavoz de Izquierda Unida en el ayuntamiento de Avilés, José Fernando Díaz Rañón, denunció ayer el uso del jardín francés como reclamo comercial para el restaurante del hotel Ferrera. Según la formación, "el hotel tiene reservas ya para celebrar los aperitivos de unas cuantas bodas en el jardín francés", recinto municipal cuya apertura al público ha sido repetidamente anunciada.
En la sesión plenaria celebrada ayer, IU pidió sin éxito que el ayuntamiento solicitara la "apertura inmediata" del emblemático recinto y no "sólo para quien pase por caja".
"El equipo de Gobierno miente descaradamente cuando dice que los jardines se van a abrir", añadió Rañón, quien expresó al término del pleno sus sospechas de que "el uso público del recinto se limitará a quienes hagan las debidas gestiones con el restaurante del hotel".
Por su parte, el alcalde Santiago Rodríguez Vega se comprometió a que el recinto "se abrirá al público con caracter general" y añadió que "cualquier duda al respecto sólo puede estar en ciertas personas".
Rodríguez Vega añadió que tanto el ayuntamiento como la empresa hotelera propietaria del palacio de Ferrera están a la espera de desarrollar una serie de acuerdos para la gestión del acceso público al jardín, así como su restauración.
IU Y CORIN ASTARIZ La encendida denuncia de IU fue la antesala de la emotiva despedida como edil municipal de Corín Astariz, una de los concejales del PP que no repetirán el próximo mandato, a quien el grupo de IU obsequió con un ramo de rosas en señal de "afecto" por encima de la "distancia ideológica que nos separa". "Para mí, por encima de la política está la amistad", dijo Astariz visiblemente sorprendida.
::: Noticia generada a las 7:53 PM
Fuente: La Voz de Asturias
Fecha: 16-5-03
Autor José R. Tejo
De Lorenzo justifica la reducción de árboles del jardín de La Rodriga
POLEMICA INTERVENCION EN UN ESPACIO VERDE
El Alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, apoyó ayer la poda que se está realizando en los jardines de la Rodriga y defendió el trabajo de los técnicos municipales frente a las críticas vecinales y de la oposición por la actuación. Un grupo de vecinos se concentró ayer en la calle Prado Picón para mostrar su discrepancia con la poda. De Lorenzo declaró que la altura que deben tener los tilos "debe decidirla el profesional, el hombre que tiene formación y que lleva muchos años siendo el jardinero mayor del Ayuntamiento de Oviedo". Sería un capricho personal, añadió, "que yo dijese ahora que cesasen la poda o que los dejasen más altos o más bajos, al igual que sería un capricho que yo dijese que se echase una dosis mayor de cloro al agua". Los tilos, dijo, habrá que podarlos y habrá que dejarlos a la altura conveniente y para eso están los funcionarios, los profesionales y los técnicos. "Los demás estamos para otra cosa. Será muy difícil que el Jardinero Mayor del Ayuntamiento de Oviedo haga una barbaridad. Que se vuelva por tanto a la tranquilidad" El alcalde dijo que respetaba la postura de Joaquín Manzanares, que se había manifestado en contra de la intervención, y también a quienes buscan en esto una oportunidad electoral. "Se va a realizar el proyecto elaborado por los técnicos municipales", comentó. "En la calle Toreno hay tilos y los podan cada año y los dejan a la altura que tienen que quedar y cuando viene un vendaval alguno se cae. O sea, que dejemos al Jardinero Mayor trabajar. Y el político que se dedique a hacer política, pero esta muestra del más puro oportunismo político como ir a una manifestación por la tarde me parece absurdo". Por su parte el portavoz socialista Leopoldo Tolivar manifestó que el PSOE "está a favor de un proyecto de reforestación y el alcalde sólo tiene el modelo de La Lila que ahora repite en la Rodriga: que haya sitio para implantar farolas. Es un ataque salvaje y una desconsideración hacia la propia historia y el pasado de la ciudad". Para el portavoz de IU Roberto Sánchez Ramos se trata de una actuación "salvaje" que debe ser paralizada "inmediatamente". INFORME TECNICO Ayer mismo el responsable municipal de Parques y Jardines emitía un informe en el que justificaba la intervención que se está haciendo bajo la supervisión directa de un funcionario. "La poda obedece a razones estrictamente técnicas que lo que pretenden es precisamente garantizar la supervivencia de los árboles sobre los que se actúa", dice el informe. También recuerda que los tilos son una especie de madera blanda y de uniones entre ramas con un ángulo muy cerrado quye tienden a desgajarse de forma natural. El sistema de raíces es relativamente superficial y el árbol extraordinariamente vigoroso, lo que justifica la actuación de poda que se está llevando a cabo.
::: Noticia generada a las 7:50 PM
Fuente:El Comercio Digital
Fecha:13-5-03
Autora: Ana Casino/Gerente del Jardín Botánico Atlántico de Gijón
Un botánico en el siglo XXI
EL Jardín Botánico Atlántico es ya parte del presente en Gijón. El pasado 25 de abril este nuevo equipamiento museístico se incorporó a la variada oferta de la ciudad, multiplicando así su ya demostrada capacidad de reclamo turístico. Junto a otros atractivos históricos, al lado de museos relevantes y sumándose a proyectos tan importantes como la Universidad Laboral, en la que se refleja, el Jardín Botánico Atlántico se muestra como un espacio singular que será un referente cultural, turístico, lúdico y, desde luego, científico de primer orden. Porque es capaz de combinar estos cuatro aspectos, el Jardín Botánico se convierte sin duda en paradigma de lo que ha de ser un botánico en el siglo XXI.
Se trata de un proyecto de años, fruto del tesón de quienes se anticiparon en el tiempo y vislumbraron la enorme trascendencia de contar con un espacio de estas características, diferente a como históricamente se han concebido los botánicos al uso, más bien como espacios de aclimatación vegetal o como centros exclusivos de investigación y experimentación científica. El Jardín Botánico Atlántico de Gijón es mucho más.
Nuestro jardín es ya el mayor de su género en el entorno atlántico europeo, tiene carácter específico y, sobre todo, nace con un planteamiento y un diseño novedosos. En torno al oceáno Atlántico, que sirve de vehículo, el Botánico conjuga especies del Viejo y del Nuevo Mundo y acerca paisajes y plantas diversas. Los muestra a través de las cuatro grandes áreas en que se divide y que están representadas por sus respectivos emblemas: el Entorno Cantábrico, a través del roble centenario; la Factoría Vegetal se corresponde con la vid y el olivo; el Jardín de La Isla, con su tejo más ilustrativo y, finalmente, un helecho arborescente que identifica el Itinerario Atlántico.
En este último se muestra ahora el boreal templado europeo, a la espera de desarrollos venideros que irán incorporando desde los invernaderos tropicales a las alisedas pantanosas, ambientes nórdicos y también del Caribe americano. Y todo ello en un entorno que resulta privilegiado, en el ámbito urbano, pero en un microespacio que preserva los silencios propios y los sonidos naturales. Este nuevo concepto de jardín botánico se muestra no sólo en el diseño y en la planificación de sus espacios, también en el hecho de saber conjugar el aspecto lúdico con el científico, la tarea estrictamente investigadora con la satisfacción de dar a conocer recursos vegetales, divulgar la diversidad botánica, los tesoros que la naturaleza guarda a nuestro lado o en lugares remotos. En total, casi dos mil especies y un conjunto de más de treinta mil plantas conforman este enclave singular y único, punto de encuentro de la ciencia y la cultura donde tan prioritario es conservar, preservar y ayudar a recuperar y medrar especies, como interactuar con la naturaleza, comunicarse y aprender de ella.
Así, quien se despide del jardín después de haber disfrutado de sus recorridos, lo hará más que con un cúmulo añadido de información o conocimientos, con una mayor inquietud por explorar el medio ambiente, con una sensibilidad más cercana por preservarlo y reconocer sus frutos en otros lugares. También se irá con la sensación de haber redescubierto el silencio, el sonido del viento, del agua, la naturaleza en reposo o cuando se mueve, en flor o dormida, según el momento y las circunstancias que acompañen su visita.
Como apoyo en este mágico viaje natural el visitante del jardín tiene los elementos de museografía en que se resumen y se ilustran sus contenidos y potencialidades, una manifestación espectacular de lo que significa un botánico de última generación que hace único y precursor al Jardín Botánico Atlántico de Gijón, mostrando ejemplos del diálogo permanente y cambiante en el tiempo entre el hombre y la naturaleza. Y es que desde nuestros más lejanos antepasados hasta hoy, el hombre se ha alimentado, se ha vestido, ha usado y vivido con la naturaleza. Los medios utilizados, los métodos que han ido surgiendo y los destinos o empleos han cambiado y por eso se enseñan y describen en un conjunto de exposiciones, películas, paneles, teatros, pantallas, que hacen cercano, sorprendente y grato este aprendizaje y este redescubrimiento.
En suma, el Jardín Botánico Atlántico que acaba de despertar en Gijón, para Asturias y con vocación trasatlántica, nunca mejor dicho, sin fronteras, intercultural y permeable, irá creciendo y cambiando en el tiempo para presentarse ante generaciones siguientes como un referente de primera magnitud de la potencialidad de la naturaleza. Será una constante llamada de atención para todos hacia el medio ambiente y, a la par, un bello refugio para el disfrute de quien en él se adentre.
::: Noticia generada a las 7:45 PM
domingo, mayo 04, 2003 :::
LA NUEVA QUINTANA
Paisaje en el Campo de Marte
Fuente: La Nueva España
Fecha: 30-4-03
Se ha inaugurado la primera etapa del Jardín Botánico en Gijón, sobre la base de un jardín privado del siglo XIX en una de las más bellas verduras, si se me permite la expresión, domesticadas por un hombre ilustrado en Asturias. «Informaos cómo están los faisanes de la Casa de Campo», escribía en 1562 Felipe II a sus mandados. El rey del arte y del secretismo era un aficionado -además de a lo más conocido: sus fetiches y reliquias- no sólo a las aves y a los ruidos de la naturaleza, sino a la construcción y a los jardines. Pero más que nada, a confundir y gobernar. Práctica política (ay) que, no habiéndola inventado aquel monarca, sigue en la actualidad, como comprobamos en la vorágine inauguradora por más que proceda de gentes de la derecha, de extrema izquierda o republicanos, con tal de que tengan poder. No quiero echar por tierra la impresión que causa ver a nuestro presidente regional mientras se destruye el patrimonio histórico de La Cadellada, esperemos que no todo el ajardinamiento, agarrado con una sonrisa inmotivada a dos pobres subnormales para hacerse una foto. Dentro de los II Encuentros de Jardín y Paisaje, creados por el gran jardinero José Valdeón, ya comenté la presentación de la pieza más relevante del principio de siglo actual, que, como se puede ir contemplando, está fundada en los cimientos de una del siglo XIX. En efecto, el Jardín Botánico es la joya de Gijón, sobre las bases del creado por Florencio Valdés en la finca «La Isla» de Cefontes. Se hace bueno el encabezamiento de García Mercadal del impresionante libro de Valdeón «Jardines clásicos de Asturias», que en 1950 decía: «Ni durante el pasado siglo XIX ni en el actual se ha creado ningún nuevo estilo de jardines». Pero lo novedoso del invento actual reside en el trabajo de investigación del Indurot (Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio de la Universidad de Oviedo), reproduciendo desde el punto de vista climático y ambiental las floras, con sus correspondientes suelos, de los más variados ambientes del planeta, merced a la dirección técnica del eminente profesor José Antonio Fernández Prieto, el trabajo botánico de Álvaro Bueno y los becarios Ignacio Alonso, Borja Jiménez-Alfaro y Lucía de Soto, bajo la idea general del paisajista-jardinero Ricardo Librero, las aportaciones arquitectónicas de nueva planta y rehabilitación del arquitecto Ángel Noriega y la museográfica de Carmen Bueno.
Belleza de lo viejo
El Jardín Botánico, recuperando ingenios, inventando nuevos, ambientando diversas floras extrañas y exóticas o propias y composiciones de suelo se consagra -cual la obra original- al agua, bien que haya tenido que sacrificar un molino y prescindir de un llagar por el que fluía el líquido macerado de la sidra. Por allí discurrirán merced al río Peñafrancia no sólo riachuelos y estanques, sino circuitos cerrados, cascadas y embalsamientos de nueva factura. Mas la belleza de lo viejo, como el seto de árboles y camelias que rodea una ensombrecida y descomunal mesa de piedra, o el paseo de falsos plátanos, que en Asturias suelen mutilarse por un inveterado y desmesurado amor a la poda (recordemos la desgracia del paseo de Cangas de Onís o el sacrificio de arbolones en Arriondas), revela el gusto decimonónico e innovador de su creador. Insuperable, aunque se refleje años después en una obra que, pasando la carretera de Cabueñes, en los empobrecidos, esplendorosos y secos jardines de Wyntuysen, de la Universidad Laboral, espera que el agua, para quien fue consagrada inspirándose en la Alhambra, les llene de nuevo.
Hay quien dice, el profesor Lledó lo nombra, que el jardín de Epicuro era en realidad un huerto. Una huerta a lo mejor mucho más pequeña que esa donde el filósofo José Antonio Marina explora sus plantas, repollos y berzas, combinando las enseñanzas de Mendel. Para Cicerón la felicidad estaba en tener una buena biblioteca y un buen jardín, sin embargo Baudelaire despreciaba la naturaleza: «La naturaleza es estúpida», decía. Ahora se la disputan, o discuten en encuentros, ingenieros técnicos agrícolas, de montes y forestales, botánicos, urbanistas y arquitectos, geógrafos, geólogos, biólogos, historiadores, agentes de desarrollo local, turistas y hasta los animales (si les dejan). ¿Es más un jardín que un huerto, es menos una montaña que un paisaje? Tres años después del I Encuentro Atlántico del Jardín y Paisaje realizado en Oviedo, se celebró en Gijón este segundo. Idea también del prestigioso Valdeón, autor de diversas publicaciones especializadas y que durante este tiempo entre los dos eventos se formó de nuevo trabajando en Inglaterra, llegando al deleite del jardinero en una de las posesiones del rey Enrique VIII, convertida en fulgor del arte de la jardinería y el amor renovado hacia lo vetusto con nuevas técnicas. En la primera edición, recordamos, se contrastaron ideas del jardín público y el privado, reconstrucción del paisaje y, finalmente, el jardín histórico en España, en una jornada esclarecedora, sobre manera, por la exposición de Victoria Soto Caba. Para el mes de marzo, como Campo de Marte, se dirimió de la calidad en jardinería y paisajismo, la situación de profesionales del sector y la presentación del neonato Jardín Botánico de Gijón, ambrosía próxima que eclosionó a toda mecha en, ríanse, 3 meses. Florilegio de elecciones. Esos que sustituyen los juegos florales, otrora dedicados a la poesía y a los diosecillos agrícolas (Ceres, Flora... alumbran, estratégicamente colocadas, algunos rincones de este jardín de Cefontes), por los fuegos y salvas políticas. Este Jardín de Cefontes, de cienfuentes, se ampliará con la carbayera de Tragamón y la aliseda (vaya dos sugerentes nombres) a no tardar para dar de verdad contenido al ecosistema atlántico que ahora falta.
Qué subyace en el jardín, qué inquietudes alberga, qué anima a la discusión de pareceres es lo que intentamos vislumbrar. He pensado que muchos son los profesionales que se quieren manchar las manos con el paisaje. Pero no basta con eso. Así lo explicaba en charla integradora y clarividente el paisajista Manuel G. Anuarde. El paisaje es un término ambiguo, felizmente ambivalente, filosófico, artístico, botánico, arquitectónico... etcétera. Si preguntamos qué es o por qué todos dicen saber o entender de él, a veces disfrutarlo y otras tantas disputarlo. Pasa con este tema como en el de urbanismo, florecen, como digo y nunca mejor dicho, profesionales que quieren decir la última palabra sobre él. ¿Es el paisaje una visión, panorámica o no, una fuente histórica de placer, un arte escénico, una obra de arte o una obra civil? Deben decidir sobre él los técnicos, sólo ellos, o también los poetas y el público, o la naturaleza. ¿Por qué se habla de naturalizar cuando se quiere presentar una obra de ingeniería acabada a la vista, por qué se habla de actuación cuando se hace una obra?, ¿hablamos de teatro, de fuerzas físicas o anímicas? No olvidemos la impresionante capacidad escénica del jardín barroco, es decir, teatral. Que contemplamos, veámoslo, en este mismo sitio de Cefontes con la recreación de puentecillos japoneses, recovecos, setos y un laberinto. La relación con el teatro de los jardines, su alusión, por ejemplo, la encontramos en la misma historia de Gijón. Pues nada menos que el viejo teatro-circo de Los Campos Elíseos, derruido hace mucho, fue sede de la I Feria de Muestras de la ciudad y poseía un jardín cuya estatuaria se puede observar bellamente arrinconada en los jardines de Isabel la Católica y en el hipódromo de Las Mestas, donde dos caballos esculpidos dan entrada a las caballerizas. Dos caballos de este teatro-circo que tal vez homenajean la idea central de los circos, que partió de un recinto redondeado donde se jugaba con los caballos, manejados por «ecuyère».
Digámoslo claramente para finalizar: sobre la jardinería nadie parece dispuesto a entablar nada, pero sí sobre el paisaje. Ahora toca al paisaje decidir si es sólo un escaparate o una pintura. Al menos, el paisajismo así lo determina en pintores como Carlos de Haes, que dibujó -y de qué manera- los Picos de Europa. Es decir, el paisaje fue primero una mirada, una observación. Mas en la actualidad, sobre el paisaje dictan los políticos (como dioses, ya no como diosecillos), para quienes, como hemos visto, algunos técnicos no dudan en pintar de verde los taludes para que los inauguren, o cuando se plantea un escollo, por ejemplo en cauces, lo solventan con una escollera, derruyendo no sólo el ambiente y la estética, sino el futuro, además de arruinar la fauna y la flora de los bosquecillos de ribera. Así lo podemos comprobar, sin ir más lejos, en la desembocadura del Piles. Encauzamientos duros de los ríos, monstruosidad nada apreciada por el paisajista suizo Bernard Lachat -estos días, de clase magistral por la Escuela de Minas de Oviedo-, partidario de la naturalización de riberas y no de su hormigonamiento por parte de la Confederación Hidrográfica. Luego el paisaje es cordura. Y pintura, y meditación. Así se vio en un abanico chino de la dinastía Ming enseñado recientemente en una exposición magnífica de la Laboral. Allí, un escritor sobre una mesa lee. Paisaje pues cual pintura o, al menos, maquillaje. De la naturaleza. Para otros el paisaje es todo lo que transforma el hombre. Yo lo veo más como algo que transforma al hombre. Le emociona estéticamente. Pero para eso ese hombre tendría que tener una educación estética. Algún especialista ha habido estos días que sólo lo ve como un negocio: no extraña oír a esos alcaldes que quieren destrozar las montañas con pistas de esquí, alterando y sacando beneficios de cada metro de suelo y subsuelo.
Felipe II
No creo que ignoren que cuanto más se dañe en la altitud más se sufrirá en las desembocaduras. Apena por eso pensar que Avilés, pese a que no se confiese, no dispondrá de un saneamiento de las aguas total y biológico nunca. La jardinería y el paisajismo abordan nuevos retos. Qué lejos quedan los más de 223.000 árboles, entre los que había 1.500 jazmines de Valencia, que dejó plantados Felipe II a su muerte, supervisados personalmente y solamente en Aranjuez, sin contar los de Segovia ni Madrid, por más que admiremos esta obra magna de Gijón. Es difícil ver árboles de más de 30 años en Asturias. No digo nada sobre la imposibilidad de subirse a los que tienen más de 20 metros de altura. No los hay, por ese salvajismo de las podas, pero además han desaparecido como quitamiedos de las carreteras o paseos con sombras caducas de los plátanos y otras especies que sólo podemos encontrar en la esencia del paisaje acariciado por el arte: los jardines. Jardines como este ahora hecho público en Gijón pero que en esencia, como diría Paco Crabifosse, son privados. Tal vez privados hoy en día de la explotación y la brutalidad, no como los de «Villa Magdalena» y la Lila, totalmente mutilados en su idea original y el recogimiento de sus cierres en una idea equivocada de falsa democratización de un espacio. Podemos determinar que entre las nuevas profesiones que incumben al paisajismo no solamente está la reposición de terrenos degradados, sino la creación de nuevos espacios y jardines, áreas recreativas, rutas y sendas costeras (parece mentira que los turistas sólo quieran ver el paisaje si lo pueden consumir), recuperación de arquitecturas industriales y sus terrenos, etcétera. Sin que debamos echar en saco roto lo que decía el profesor Anuarde sobre no tocar nada. A veces es mejor no hacerlo, dejar el jardín, o al menos el paisaje, en paz. Y que el visitante no ande por sendas y veredas marcadas, sino, como Rudyard Kipling diría, escudriñando en la audacia de la intrepidez. Por eso (iba a decir, queridos niños, no por sorna sino pensando en el jardín de Kesington que dio lugar a la obra teatral de Peter Pan), por eso, descubrir el Jardín Botánico es mucho mejor que consumirlo.
::: Noticia generada a las 8:52 PM
El tejo recortado
Fuente: La Nueva España
Fecha: 1-5-03
Gijón
La Isla es un excelente ejemplo del valor de la jardinería. Para abrir las puertas de este espacio se ha escogido un tejo recortado, buscando formas piramidales, porque este árbol «es el símbolo de la planta usada por el hombre para su solaz en los jardines», según el profesor. Así hizo, en el siglo XIX, el industrial Florencio Valdés, artífice de un jardín que los responsables del Botánico han tratado de restaurar «respetuosamente», en palabras del director científico. En La Isla hay dos zonas: la superior, caracterizada por la pradera, y el jardín romántico que guarda numerosos ingenios de agua.
La evolución histórica de la jardinería occidental queda patente en el Botánico. Desde el jardín hispano-árabe al romántico, pasando por el paisajista. Además, se destaca la importancia de las plantas ornamentales. «En estos momentos estamos utilizando plantas europeas, neozelandesas, americanas... Las plantas ornamentales han viajado mucho», apunta Fernández Prieto. «Esto hay que valorarlo incluso desde el punto de vista económico, porque el volumen de negocio de la planta ornamental es tremendamente elevado».
El helecho
El helecho arborescente es propio de las zonas más cálidas de América. Es la planta elegida como logotipo para introducir al visitante en el Itinerario Atlántico. Este espacio «pretende mostrar cómo, alrededor del Atlántico, los cambios de las condiciones ambientales producen seis imágenes distintas de cubierta vegetal», como explica el director científico. Esos seis ambientes son el boreal europeo, el templado europeo, el mediterráneo, el boreal americano, el templado americano y el tropical americano.
Un referente del ambiente templado europeo puede ser la Carbayera del Tragamón, una pieza central del Jardín Botánico gijonés. En el Tragamón se pueden encontrar robles de hasta 500 años de antigüedad (se han realizado estudios para demostrar que esta edad es cierta).
«La Carbayera del Tragamón es un bosque con una singularidad extraordinaria», subraya José Antonio Fernández Prieto. «El hombre ha utilizado este bosque para cortar leña, aprovechar las bellotas, dar de comer a las vacas bajo los árboles... Es un espacio maravilloso, cercano al río Peñafrancia», describe. Para llegar a él, se han construido unos caminos de madera que conducen a los visitantes hasta estos árboles. La Carbayera del Tragamón ha sido declarada Monumento Natural del Principado.
Son los árboles los protagonistas del Itinerario Atlántico, pero también los pájaros y las ardillas, así como las plantas acuáticas. Con este espacio se pone fin al recorrido del Botánico, un tesoro que, según su director científico, hay que visitar muchas veces, porque tiene más de una cara.
El laurel
La zona del Jardín Botánico que se ha dado en llamar Entorno Cantábrico se simboliza con un laurel. «Es un elemento que diferencia lo más próximo a nosotros. El mundo cantábrico es muy complicado, porque las condiciones ambientales son singulares. Eso hace que la cubierta vegetal de este territorio sea extraordinariamente diversa», explica José Antonio Fernández Prieto, profesor titular del área de Botánica de la Universidad de Oviedo, así como director científico del recién estrenado Jardín Botánico.
En este Entorno Cantábrico, el laurel -tan frecuente en Gijón- convive con la sabina albar («una planta brava, acostumbrada a aguantar grandes calores y grandes fríos», dice el profesor), y con la arandanera negra («sólo vive en la alta montaña», puntualiza).
Además, hay espacio para los bosques: hayedos, abedulares, robledales, encinares, alcornocales, etcétera. No es ésta una cuestión banal, según se apresura a aclarar el director científico: «A nosotros una encina o un alcornoque nos parece normal, pero para un alemán o un belga es algo sorprendente». También se ofrece en el Botánico un fragmento de «algo muy nuestro»: los matorrales y las praderas...
«Aprovechando que se ha construido un canal, hay plantas ligadas al agua», continúa el profesor. Y, ya que el nuevo equipamiento nace con el objetivo de la conservación, en él no se descuida el repaso a las plantas endémicas, «las que sólo viven aquí». Se presta especial atención a las incluidas en los catálogos de protección de flora, puesto que están en peligro
::: Noticia generada a las 8:45 PM