viernes, enero 16, 2004 :::
Fuente: La Nueva España
Fecha: 16-01-04
Auor: JCG
Banquete en el árbol de la ciencia
Jehová plantó al Oriente su huerto del edén y prohibió comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Paz Fernández Felgueroso plantó al oriente de Gijón el pequeño edén local de su Jardín Botánico Atlántico, «hortus apertus» que hoy por hoy sigue siendo mascarón vegetal de proa de su gestión, con sus 35.000 visitantes registrados en el cambio de año. Sólo que la Alcaldesa no sólo no prohíbe comer del árbol de la ciencia sino que incita, por delegación, a darse banquetes con sus frutos.
Que nadie se alarme ni corra a montar una protesta: es sólo una manera bíblica de presentar lo que ayer, a su vez, presentó la concejala de la cosa verde, Dulce Gallego, bajo un hermoso soletón de invierno: el segundo programa de actividades del Jardín Botánico Atlántico (JBA en lo sucesivo). Acompañada de la directora gerente del centro, Ana Casino;su director científico, José Antonio Prieto, y el presidente de la Asociación de Amigos del JBA, José Antonio Rollán,la edil presidió el acto en el que se dio a conocer un programa de actividades que amplía lo que el árbol de la ciencia dio de sí en 2003 con tres ciclos de conferencias, uno de documentales, talleres de arte floral y unas jornadas gastronómicas.
Los ciclos llevan por título «La flora y vegetación del itinerario atlántico», «Jardinería y paisajismo» y «La factoría vegetal», y contarán, entre otros invitados, con autoridades en materia botánica como los catedráticos Javier Loidi, Salvador Rivas o la cubana Rosalina Berazaín.También será posible, por ejemplo, averiguar qué se puede hacer con una cocina y determinada cantidad de ruibarbo.
La parte práctica del programa incluye una iniciación al arte floral, a partir del 27 de febrero, y charlas sobre los helechos y su uso en jardinería. También puede considerarse práctica la fiesta equinoccial y las jornadas gastronómicas en colaboración con la Asociación de Hosteleros.
También se adelantó que el JBA será anfitrión para los directores de jardines botánicos que prepararán a finales de marzo el congreso internacional que se celebrará en Barcelona en abril. Y la novedad de aplicación más inmediata: la puesta a disposición de los visitantes más individualistas de unas «audioguías», aparatos entre el mando a distancia y el teléfono móvil que permitirá la visita comentada personalizada y en privado en tres idiomas por dos euros (y también oír voces, como en el otro huerto del edén).
En absoluto vegetal fue el piscolabis con el que se agasajó a los asistentes tras la presentación y antes de una visita guiada que mostró los nuevos frentes de crecimiento del JAB. «¿Dónde están aquellas pijadinas vegetales que pusieron en la inauguración?», preguntó algún alma cándida. Fue remitida al punto a un recio surtido de empanadas y dulcerías importadas de cierto horno artesanal de Llanera, y despachado con un sofístico: «El gochu sí debió comer algo de verdura». Tofu, desde luego, no era.
Con el avituallamiento fue más fácil recorrer las nuevas zonas, algunas de ellas ya plenamente disponibles, del jardín, como la carbayeda acidófila, un itinerario piloto engarzado en la zona atlántica cuyo sistema de autoguía con hitos será exportado a otras zonas del JBA y a otras áreas naturales del Principado. Otra zona mejorará los accesos de la aliseda ribereña y los ampliará hacia la aliseda pantanosa, cuyo suelo inundado se podrá recorrer sobre un camino de palafitos dentro de este año.
::: Noticia generada a las 7:34 PM
jueves, enero 01, 2004 :::
Fuente: La Nueva España
Fecha: 31-12-03
Autor: JM
GIJÖN
El jardín del Evaristo Valle, entre los tres más extraordinarios de España
Una obra sobre paisajismo que recoge 45 espacios verdes del país coloca al recinto gijonés junto al parque Güell de Gaudí
Los jardines de la Fundación y Museo Evaristo Valle, en Somió, figuran entre los espacios verdes más relevantes del país merced al repertorio de sitios reales, parques, pazos, patios o cármenes que las paisajistas Carmen Añón Feliú y Mónica Luengo han recogido en la obra «Jardines de España», publicada por la editorial Lunwerg con la colaboración de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales.
No sólo eso, sino que los jardines del Evaristo Valle están incluidos en el capítulo dedicado a los «jardines extraordinarios», donde comparten espacio con el parque Güell (de Gaudí), de Barcelona, y el parque Samá, en Cambrils (Tarragona). Las autoras del libro justifican su inclusión en este apartado por su condición de «curiosos y cuidados», aunque admiten que en Asturias «existen muchos otros que bien podrían haber destacado, como los de la Fundación Selgas-Fagalde, o los de la familia Jardón en Ortigueira o Viavélez».
En cualquier caso, los jardines del museo gijonés están inventariados entre las 45 muestras que figuran en las cerca de 300 páginas de la obra, que recorre desde La Granja de San Ildefonso o los Reales Alcázares de Sevilla, hasta el Monasterio de Piedra, pasando por el Buen Retiro, el Real Jardín Botánico, el pazo de Mariñán, el claustro del monasterio de Silos o la Alhambra y el Generalife.
Carmen Añón y Mónica Luengo recuerdan los «remotos orígenes» de los jardines del Evaristo Valle «como finca de labor que fue transformándose, sobre todo a partir de la compra que en 1881 realiza el vicecónsul británico William Penlington MacAlister a una de las ramas de la ilustre familia de los Menéndez de Valdés».
Después de varias transmisiones hereditarias, la finca quedará constituida como parte de la Fundación que lleva el nombre del «gran pintor asturiano Evaristo Valle», continúan las autoras.
Tertulias con intelectuales
Añón y Luengo mencionan también las tertulias que Valle comparte en la finca con «poetas, artistas e intelectuales de la época», y destacan entre ellos a Javier de Winthuysen, el paisajista que «realizó los cercanos jardines de la Universidad Laboral de Somió y que muy probablemente asesoró a Valle en el trazado de parte de los jardines».
A la hora de describir los espacios exteriores del museo, ambas especialistas observan que «responden en general a un trazado anterior, sin duda debido a su propietario inglés, que mezcla, de forma un tanto ecléctica, varios estilos de jardinería propios de fines del siglo XIX, como la mosaicultura, la topiaria y el jardín formal».
La topiaria, o poda de las copas de los árboles con forma geométricas, «es la nota más llamativa de estos jardines», agregan, ya que «destaca por su ubicación y perfecto mantenimiento, y por el contraste que ofrece con las grandes masas libres de plantación». Los otros rasgos dominantes son «las grandes praderas verdes, la gran cantidad de especies exóticas y los pequeños jardines formales».
Todo ello impregnado por «el estilo naturalista del gran paisajismo inglés», y decorado por una «interesante colección de escultura moderna en la que destaca alguna pieza del propio Valle, de Álvarez Laviada y las obras de Joaquín Rubio Camín, Pablo Maojo, Felipe Solares, Bodo Rau, etcétera».
::: Noticia generada a las 11:51 AM