sábado, enero 28, 2006 :::
Fuente: La Nueva España
Fecha: 28-11-05
Autor: J. M. C.
El jardín que nació de la basura
El Ayuntamiento destina 180.000 euros para el 60.º aniversario del parque de Isabel la Católica
Gijón
El parque de Isabel la Católica cumplirá en junio de 2007 sus 60 años desde que fuera abierto oficialmente a los gijoneses, aunque el Ayuntamiento se adelantará a la efeméride en 2006, con una serie de actividades, aún por perfilar. En los presupuestos municipales del año próximo se incluye una partida de 180.000 euros para la conmemoración de la principal zona verde de la ciudad, que surgió de una ciénaga llena de mosquitos que fue preciso rellenar con escombros y las basuras de la ciudad tras la guerra civil.
El año que viene será el del parque de Isabel la Católica. El Ayuntamiento de Gijón, en los presupuestos municipales de 2006, que se aprobarán antes de finales de este año, destina una partida de 180.000 euros para sufragar una serie de actividades, aún pendientes de perfilar, que conmemorarán el 60.º aniversario de la gran zona verde comprendida entre las avenidas de Castilla y de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia, el campo municipal de fútbol de El Molinón y la margen izquierda del río Piles.
En total, unos 152.000 metros cuadrados de superficie que, a partir de finales de los años cuarenta del siglo pasado, se convirtieron en la principal zona verde de la ciudad y en uno de los orgullos de Gijón.
Y es que la historia del parque de Isabel la Católica es, prácticamente, la del final de la guerra civil en Gijón. Tras el período de la última Corporación republicana (Gestora Municipal), presidida por el anarquista Avelino González Mallada (de octubre de 1936 a octubre de 1937, con la entrada de las tropas del bando nacional en la ciudad), miles de metros cúbicos de escombros se apilaban en decenas de solares del casco urbano, como frente a la Escalerona, por el derribo del Hospital de Caridad (actualmente, los jardines del Náutico), fruto del ambicioso plan de reformas urbanas (denominado «plan de mejoras») ejecutado, parcialmente, por el gobierno municipal frentepopulista en poco menos de un año.
Acuerdo de 1941
La nueva Gestora Municipal, instituida por el bando nacional, decide utilizar los terrenos cenagosos (que tuvo que adquirir a sus propietarios) y llenos de mosquitos de la desembocadura del río Piles, cuyo cauce ya estaba canalizado, para verter allí los escombros.
Sería a principios de 1941 cuando el Ayuntamiento acuerda la construcción de un gran parque en toda aquella zona, que uniera el barrio de La Arena (entonces una zona de huertas de marisma y escaso caserío) con El Molinón, campo de fútbol en toda regla desde agosto de 1917, fecha de la inauguración de sus instalaciones como estadio del Sporting, aunque desde hacía varios años era utilizado por el equipo rojiblanco.
Las autoridades municipales también deciden tirar en la ciénaga las basuras de la ciudad y obligan a los contratistas de obras a verter allí los escombros. Gijoneses ahora con casi ochenta años, entonces niños del barrio de La Arena en la durísima posguerra, recuerdan la gran charca del Piles, en la que había «anguiles tan grandes como congrios» y la rebusca, entre la basura, de «les naranjes estropeades que tiraben de los almacenes de fruta».
El Ayuntamiento, empeñado en hacer del proyecto del nuevo parque un referente de la ciudad, encomendó la tarea de supervisión de las obras y otros deberes administrativos a Manuel Domingo, un dentista del equipo del entonces concejal Julio Paquet, que durante años es el verdadero «protector» del proyecto, aunque, 60 años después, el nombre de Manuel Domingo esté prácticamente olvidado en la historia local. Las autoridades municipales entran también en contacto con Cecilio Rodríguez, jardinero mayor del Ayuntamiento de Madrid y creador, en 1915, de la llamada Rosaleda del Retiro, uno de los lugares emblemáticos del parque madrileño, quien encarga a uno de sus discípulos que asesore en el diseño del nuevo parque gijonés.
Pacientemente, con basuras, escombros y las cenizas de las cocinas de carbón de miles de hogares gijoneses se va ganando terreno firme a la gran charca del Piles, también llamada «llamarga del Molinón», de la que ahora quedan, como parte integrante del parque, los dos lagos situados en su parte más oriental y separados por el llamado riachuelo del Molino.
Por fin, en el mes de junio de 1947 (es decir, el 60.º cumpleaños del parque de Isabel la Católica se cumplirá a mediados de 2007, tras las próximas elecciones municipales), el gran espacio verde, con sus primeros árboles ya dando sombra, aunque de pequeño porte, se abre a los gijoneses. Luego vendrían sucesivas ampliaciones y mejoras de la zona verde de la mano del jardinero mayor del Ayuntamiento de Gijón, José Marco, hasta que el parque llega a ser lo que ahora se puede ver, un vergel que nació de una ciénaga llena de mosquitos rellenada con las basuras y los escombros de Gijón.
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