sábado, enero 28, 2006 :::
Fuente: Diario de Sevilla Fecha: 28-11-05 Autor: ANTONIO CHAMORRO
El legado de la exposición universal
El Jardín Americano ya sólo mantiene un tercio de las especies que tuvo en el 92
En la Sevilla de la Segunda Modernización, de las inversiones millonarias para el Metro o Fibes y de planes de obras para los barrios, aún existe una referencia en la ciudad que provoca el gesto adusto de cualquier experto cuando se le pregunta por su futuro. Es el Jardín Americano, quizá el proyecto ambiental más importante que ha recibido Sevilla en su historia reciente, que ahora languidece entre heladas invernales y sequías veraniegas a la espera de que se cumpla alguno de los habituales anuncios que llegan desde Plaza Nueva para su recuperación y puesta en valor. En el año 2003, el delegado de Urbanismo, Emilio Carrillo, anunció que este espacio situado junto al río Guadalquivir se reabriría al año siguiente. En 2004, fue la delegada de Medio Ambiente, Cristina Vega, la que anunció una pequeña inversión para recuperar el espacio y fijó en la Navidad de ese mismo año o, a lo más tardar, el primer trimestre de este año, la nueva fecha para que los sevillanos pudieran entrar de nuevo en este enclave único en Europa. En 2005, el nuevo delegado de Medio Ambiente, Rafael Pineda, es un poco más prudente y por el momento no da fechas, pero también anuncia un proyecto para terminar de recuperar el jardín y abrirlo al público. La diferencia, en este último caso, estriba en la existencia de una partida económica más amplia y, sobre todo, de un estudio que pondrá las bases para el proyecto de recuperación; un estudio que diga cómo está el Jardín Americano trece años después de que cerrara sus puertas al público sevillano. Más de una década en la que las valiosas especies que se reunieron en la ciudad para la Muestra Universal han sufrido el más absoluto abandono, con los catastróficos resultados que muestran las conclusiones del estudio elaborado por el equipo del catedrático Benito Valdés, responsable del proyecto Naturalia XXI. Un primer avance de este estudio revela que el Jardín Americano sólo cuenta con un tercio aproximadamente de las 600 especies que llegaron en el año 1992 a la Isla de la Cartuja. Es decir, apenas llegan ya a las 200 especies, y eso que aún faltan por contabilizar con mayor concreción las que están situadas en el invernadero. En la zona exterior, sólo sobreviven unas 90 especies de las 297 que se plantaron para la Exposición Universal, algunas de ellas prácticamente irrecuperables, según explicó a este periódico Cristina Andrés, profesora de la Universidad de Sevilla encargada de elaborar este inventario. El caso del invernadero puede ser mucho peor, aunque actualmente se está desarrollando el inventario de esta zona y aún no existen datos concretos. Esta instalación se halla prácticamente inservible, con los sistemas de riego y la calefacción para las plantas sin funcionar, los cristales destrozados y las maderas que dan sombra a las plantas en muy mal estado. La propia Cristina Andrés advierte que cualquier proyecto de recuperación del Jardín Americano "debe incluir una rehabilitación integral de este invernadero", lo que podría suponer una importante inversión, dada su pésimo estado de conservación. La profesora de la Hispalense no quiere dar una cifra exacta de las especies que aún pueden pervivir en esta zona, pero confirma que "serán muchas menos de las que aún quedan en la zona exterior del jardín". Así pues, la cifra total de las especie –que no ejemplares, de los que existen muchos más– que han sobrevivido a la dejación institucional no llegará ni a 200 cuando se termine el informe, una tercera parte de las que llegaron en el año 1992 en el marco de la denominada Operación Raíces. Hasta la fecha, la actitud del Ayuntamiento de Sevilla respecto de este espacio ha sido de completa ignorancia, incluso en esos momentos en los que ha anunciado planes para su recuperación. En los últimos meses, la Gerencia de Urbanismo ha invertido hasta 240.000 euros en la limpieza de la zona, la rehabilitación de los caminos y la instalación de nuevas farolas , pero ha obviado el mantenimiento de las plantas. Esto ha provocado, según consta en el estudio solicitado por la propia Delegación de Medio Ambiente, que sólo en los dos últimos años se hayan perdido por completo hasta 25 especies diferentes, sobre todo en el último año, en el que la ciudad sufrió importantes heladas en los meses invernales y, posteriormente, una sequía histórica que supuso la muerte de muchos ejemplares. En cualquier caso, Cristina Andrés matiza que el Jardín Americano "está ahora mucho mejor que hace dos años porque se ha limpiado y, sobre todo, se han eliminado todas las especies invasoras que colonizaron el jardín en todo este tiempo en que ha estado abandonado". Por otro lado, la recuperación de las especies que hace más de una década convirtieron a este punto en uno de los grandes atractivos de la Expo será posible sólo en algunos casos. Las conclusiones del estudio dividen las especies perdidas en dos categorías: por una parte, las que se pueden recuperar fácilmente, puesto que se encuentran en el mercado y pueden ser obtenidas a través de viveros; y en segundo lugar, aquellos ejemplares que no volverán a poblar la Isla de la Cartuja porque fueron obtenidos en su lugar de origen y no están en el mercado, por lo que resultaría excesivamente costoso conseguirlas tal como se hizo en el año 92. El vivero de la Cartuja –que próximamente se integrará en el Parque del Alamillo– tiene algunos ejemplares de estas especies que podrían ser repobladas, sobre todo de aquellas de las que sobraron porque se decidió no plantar todas las que llegaron. De todas formas, los once años de carencia también han servido en algunos casos para certificar los extraños procesos de selección que desarrolla la naturaleza. Las personas que han seguido, todo lo cerca que han podido, la evolución de esta instalación han descubierto con asombro que muchas de las especies a las que el abandono condenaba a una muerte inmediata no sólo no han desaparecido, sino que incluso se han fortalecido más de una década después. Especies que en su hábitat natural necesitan de un grado de humedad que aquí sólo era posible gracias a la calefacción del invernadero han pervivido a las altas temperaturas de la ciudad "y, por tanto, podemos suponer que ya se han aclimatado perfectamente al tiempo de Sevilla y, por tanto, requerirán un cuidado diferente a partir de ahora", dice Cristina Andrés. Es el caso del palmeral que preside la zona exterior del Jardín Americano, o la colección de cactus que hicieron las delicias de los visitantes durante la Expo. "Tanto unos como otros están prácticamente intactos", concluye. Las lluvias de octubre han resultado especialmente beneficiosas para el casi centenar de especies que han conseguido esperar durante trece años a que el agua llegue directamente de la mano del hombre. Ahora se ha activado un nuevo intento.
::: Noticia generada a las 12:43 PM
|