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sábado, diciembre 18, 2004 :::
 
Fuente: El País
Fecha: 25-11-04
Autora: Sara Velert

Barberá amplía al puerto el diseño de la apertura de Valencia al mar
El planeamiento del Parque Central prevé torres de más de 20 alturas junto al jardín


El diseño urbano del sector de El Grau, que conecta la ciudad con la fachada marítima, se ampliará por segunda vez para incluir los terrenos portuarios ocupados actualmente por Unión Naval de Levante, anunció ayer la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. El área del plan se modifica con el fin de prever el desarrollo de la "marina urbana" que propugna Barberá y está sujeto a la negociación con el puerto y el Gobierno central. La alcaldesa también presentó ayer el plan del Ayuntamiento para el Parque Central, que incluye torres de más de 20 alturas en torno a una gran zona verde.
La empresa Aumsa lanzó en octubre un concurso para la redacción del planeamiento del sector de El Grau, ya ampliado hasta 370.372 metros cuadrados para redondear la conexión con el puerto. Arquitectos de fama internacional y equipos de ingeniería y urbanismo se han presentado a la primera fase del concurso. La alcaldesa quiere que los seleccionados, entre cinco y ocho, diseñen la conexión de Valencia con el mar sin pararse a las puertas del puerto, concretamente en la zona de Unión Naval de Levante. Barberá recordó que el proyecto urbano del arquitecto francés Jean Nouvel incluye El Grau en "una reflexión" que "es muy interesante", pero el Ayuntamiento tiene "un compromiso" con el concurso "y ahora van a ser los equipos escogidos quienes ofrezcan ideas y propuestas más concretas".
La nueva ampliación del área urbana a diseñar abarca unos 100.000 metros cuadrados. "La gran marina en ese suelo no se ha descartado nunca", aseguró Barberá, "y vale la pena plantearlo". La alcaldesa pidió la urbanización de varias zonas del puerto al anterior Gobierno del PP para financiar la Copa del América de 2007 y recupera así esta iniciativa, que dependerá del acuerdo con el puerto y el Ministerio de Fomento. El pacto entre el Gobierno socialista y el Ayuntamiento para reorganizar el Consorcio Valencia 2007 "habla de terrenos desafectados o a desafectar" en relación con la explotación futura de la dársena interior del puerto, señaló Barberá. El concepto de marina de la alcaldesa incluía viviendas y parte del muelle de Levante, mientras que el acuerdo con el Gobierno en ese punto, aún por concretar, menciona los usos turísticos, lúdicos, deportivos y culturales del Balcón al Mar. "No pretendemos un choque de intereses con el puerto, hablamos de planear y tener una previsión sobre un suelo que puede ser utilizado o no", añadió la alcaldesa. El Ayuntamiento pretende que el suelo de El Grau esté despejado y con la traza urbana lista de cara a 2007.
La alcaldesa aprovechó su comparecencia para presentar también el diseño del Parque Central, y criticar la alternativa lanzada el martes por el PSPV. Barberá prevé "una masa verde compacta de 230.000 metros cuadrados" y zona residencial con equipamientos en el área industrial de la calle de San Vicente. El plan reserva ocho parcelas (la más grande de 40.000 metros cuadrados) a "piezas singulares", según aclaró el jefe de planeamiento, Juan Antonio Altés, a las que aún no se ha asignado edificabilidad. No obstante, serán torres de "más de 20 alturas", al menos cuatro en vértices del parque, y concentrarán los usos terciarios. El ámbito del Parque Central albergará unas 3.000 viviendas, pero la zona de estudio, que además incluye suelos en Malilla, Cruz Cubierta y San Marcelino para cerrar el eje entre el centro y el sur de la ciudad, alcanzará los 6.500 pisos.



::: Noticia generada a las 10:17 AM


 
Fuente: Levante
Fecha: 5-11-04
Autores: J.Vicent Lerma. Arqueólogo colegiado
Carme Salcedo. Historiadora del Arte

Qué fue de los jardines del antiguo hospital general?

Valencia
Cumplido más de un trienio desde que se inauguró finalmente el día 2 de julio del año 2001 el dispendioso (¿2.000.000.000 pts?) Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MUVIM) del prestigioso arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, encargado por la Diputación de Valencia del malogrado M. Tarancón, en el triángulo urbano configurado por las calles Hospital, Quevedo y Guillem de Castro, el adulterado entorno histórico del antiguo Hospital General de Valencia, demolido impunemente en 1963, continúa aún pendiente de una ineluctable remodelación racional de los actuales ahistóricos jardines, que una vez fielmente reestructurados constituirían con el reciente edificio museístico una misma unidad urbanística indisociable.

En este sentido, las cabeceras locales informaban puntualmente a finales del año 2000, incluso antes de la apertura oficial al público de dicho museo, del desistimiento por parte del consistorio del ambicioso plan de ajardinamiento arqueologizante del afamado proyectista andaluz, en beneficio de la más recatada iniciativa del área de Parques y Jardines. Ésta no tiene afecciones al subsuelo ni por consiguiente necesidad de practicar nuevas excavaciones arqueológicas, que pudieran hacer aflorar previsiblemente numerosos restos antropológicos producto de los primitivos usos cementeriales de estos ortogonales recintos hospitalarios (Levante-EMV, 13-12-00). Estaba previsto en cualquier caso la finalización de todas estas obras por parte del antigua Conselleria de Obras Públicas ya para el pasado año 2003, con un coste estimado de 400 millones de las antiguas pesetas. Propuesta urbanizadora históricamente baldía que contemplaba la realización artificial de una zona de columnas reagrupadas y la ampulosamente denominada Cátedra de Herbes, conmemorativa del naturalista Honorat Pomar.

Sin embargo, el posterior respaldo formal del Colegio de Arquitectos de Valencia al diseño unitario de Vázquez Consuegra contribuyó en un resuelto golpe de efecto a rescatar el desvaído aliento administrativo de aquella propuesta inicial, fundada en el diálogo con la historia, que restituía los sepultados restos de la última iglesia del célebre hospital (1691) y el claustro entre los cruceros en un «campo arqueológico» repleto de ruinas arquitectónicas (Levante-EMV, 23-2-01).

Eficaz movimiento estratégico reforzado por la publicación en el suplemento Territorio y Vivienda (Levante-EMV, 25-3-2001) del artículo titulado Los jardines del Hospital. El autor teorizaba certeramente sobre la zona ajardinada en cuestión, poniendo en solfa la ordenación espuria de los falsos vergeles históricos como entre otros el presente, donde «buena parte de estos restos arqueológicos -columnas y fustes- fueron montados definiendo recintos que no se correspondían con su ubicación primitiva, induciendo a error a aquellos que querrían reconocer en su reposición la antigua estructura del hospital» (sic). Proponía paradójicamente un «dromos» de acceso desde la calle Hospital con una mistificada sala hipóstila diáfana de 24 columnas ancestrales de 4,5 metros de altura, que darían paso a unos vastos ámbitos aparejados de un modo cartesiano, con rehundidos parterres englobados por un «tapiz» de pequeños adoquines a la portuguesa, conforme a la fundacional disposición renacentista de los «ejes del crucero» primigenio. Entre estos se incrustaría la bodega arqueológica semi-subterránea destinada a la exhibición de la planta desenterrada del citado templo principal del provecto Hospital Real y General.

Tour de force mediático del arquitecto hispalense, que en los primeros meses del año 2002 asestó una nueva vuelta de tuerca al protestar vía epístola por el maltrato dispensado por la Diputación al anclar aparejos metálicos para paneles promocionales de las muestras temporales, en sus mismas palabras propios de un «multicine», en el cemento visto de la fachada del innovador museo valenciano, galardonado con el premio de la Fundación CEOE.

Capítulo revelador de este culebrón patrimonial durante el cual los costes de ejecución espacial del susodicho jardín urbano «en estilo» por parte de la COPUT ascendían entonces a más de tres millones y medio de los nuevos euros, consignados presupuestariamente para su potencial ejecución en el curso de la referida anualidad.

Tal era el estado de las cosas, hasta que dos años de parón de los trabajos pendientes más tarde, a comienzos del año 2004, en un penúltimo paroxismo pendular, la corporación provincial de la mano del diputado F. Chirivella postuló mudando lícitamente de criterio la construcción de un aparcamiento público subterráneo, de compleja ejecución por las pródigas ruinas subyacentes, al tiempo que el departamento local de Medio Ambiente desempolvaba su circunspecto diseño de zona verde con «juegos infantiles, una zona para perros y otra dedicada a las hierbas medicinales», en lo que parecería la definitiva puntilla o golpe de verduguillo de los como mínimo 9.000 metros cuadrados del ambicioso «jardín arqueológico» de la Ilustración del genial creador sevillano, ejemplificando el casi perfecto bucle de un pequeño mito urbano de eterno retorno.



::: Noticia generada a las 10:05 AM




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