La otra historia
Malina [@] [www]
"Estimado Sr. Director:

Con el mayor entusiasmo por los resultado obtenidos, le envío la primera traducción de los manuscritos encontrados en las excavaciones, llevadas a cabo por el arqueólogo Dr. Emcin.

Las primeras informaciones conseguidas de dichas traducciones, son de un contenido tan paradójico e imprevisto, que hemos decidido mantener una discreción máxima hacia los medios públicos, hasta concluir todos los estudios previos con carbono catorce, análisis químicos y espectográfricos que determinen su autenticidad.

Si ésta llega a verificarse, la puesta en conocimiento al público, podría causar la destrucción del mundo religioso occidental como lo conocemos.

Por lo tanto, sólo queda rogarle la mayor discreción y cuidado de éste material altamente delicado hasta nuevos informes.

Muy atentamente,

Fabian Newman
Director Ejecutivo
Sección Investigación y Desarrollo

Att: 1a. Traducción"

Con la llegada de ésta carta, el director general del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York, sufrió un pequeño escalofrío. Sentía cierta incertidumbre frente a la lectura de los primeros resultados de las traducciones de ese trabajo de investigación, que él había fomentado durante años ante las autoridades del museo, para conseguir el apoyo financiero de las mismas.

Todos esos años de arduas excavaciones se habían basado simplemente en un sueño de la infancia. Había sucedido luego de leer los ensayos humorísticos de Mark Twain, especialmente esos llamados: "El diario de Adan" y "El diario de Eva".  Lo que para otros no eran más que cuentos cómicos, despertaron en el una duda que lo perseguiría el resto de sus días.

Ya mayor, había encontrado en su carrera numerosos documentos oscuros, dondes se sugería la posibilidad de unos manuscritos malditos. Ese trabajo, lo había alimentados con la secreta ilusión de un incansable buscador de verdades absolutas.

"Si todo se daba de la manera adecuada, podría concluir su carrera de forma brillante, dejando su nombre en los anales de la historia" - pensó para sí el Dr. Bonavita. "Ahora, si todo es un fraude, estoy acabado" – repercutió la misma voz en su cerebro.

De origen italiano, Alfredo Bonavita había sufrido incontables desencuentros con la severa fe católica de su familia. Si los trabajos confirmaban sus sospechas secretas, podría lograr por fin entender ciertos puntos que lo tenían en discordia con Dios.

Dejando un instante el folio sobre la mesa, se dirigió a la puerta. Sentada en el recibidor que conducía a su oficina, se encontraba la secretaria ejecutiva asignada a su cargo. Se dirigió a ella en tono firme.

Señorita Monroe, por favor, no deseo ser molestado de ninguna forma, hasta nuevo aviso.  Ninguna llamada ni visita! – ordenó cortante.  Sí, señor director – contestó ella, un tanto sorprendida ante el aspecto serio y reservado de su jefe.
El Dr. Bonavita, luego de cerrar la puerta con cerrojo tras de sí, volvió al escritorio y con un suspiro, comenzó la lectura.
 
"Primera Traducción General: MANUSCRITO 314 Exc. Monte Sinaí, Número 25, Año 1999.
Arqueólogo responsable: Prof. Dr. Jules Emcin.

LA VERDADERA HISTORIA DE ADAN Y EVA.
Por Abel, perseguido y maldito de Dios.

Oh, Señor! Perdona mi osadía, (...) mayor que la de mi padre, muerto por tu mano todopoderosa, al contradecir tu voluntad, a favor de mis hermanos los hombres.

Se que me has ordenado el silencio y entiendo que bases tu juicio divino, en la fe de que nosotros y nuestras generaciones futuras, sólo podremos superarnos partiendo de la seguridad, de que nuestra naturaleza es primariamente pura y bondadosa.

(...) Vuelvo a implorar clemencia divina, en la poca vida que presiento me queda, o a su defecto, luego de ella.

Debo agregar, mi creencia de que sólo conociendo y aceptando nuestras debilidades (y las tuyas), seremos capaces de crear un mejor hombre y mi anhelo de justicia, me lleva pues aquí a narrar la historia secreta (...) a bien de las generaciones venideras.

Todo comenzó, luego de que el Todopoderoso creó el Universo. Podríamos decir, que luego de cientos de miles de años (que valor tiene el tiempo en la eternidad?), observando su esplendor, la maravilla de los astros, las estelas luminosas de las colas de los cometas, los soles resplandecientes y esos agujeros negros por dónde arrojaba objetos como un juego, se hastió. (En esta parte del texto, sigue un sinfín de palabras excusatorias y se implora nuevamente la clemencia divina. *Nota del traductor)

Teniendo en cuenta su poderío, creó el mundo, le colocó un maravilloso jardín al que llamó Edén y en él, colocó todas las criaturas de que su creatividad fue capaz. Y creó al primer hombre, a su imágen y semejanza, al que llamó Adán. Fascinado por su propia capacidad, decidió hacer más interesante su campo de juegos. Dotó al hombre de libre albedrío, el don de la palabra y el dominio sobre el resto de los animales. Cuando observó la maravilla de su creación, deseó hacer más intentos de este estilo.  Pensó, que una manera más económica y divertida de aplicar su idea, era crear un segundo ser complementario que se encargara de reproducirlos. Así fue como creó a Eva.  Nacida de un trozo de Adán. Parte y complemento.

A ella, la dotó de una nueva cualidad (o defecto, en el texto original, la similitud de las palabras engendra dudas. *Nota del traductor), que había escatimado en Adán. Le dió la sensibilidad extrema. Le exacerbó los sentimientos, dándole así la capacidad de amar incondicionalmente a su compañero. Al fin y al cabo, ella no había perdido ninguna pieza de su organismo, por eso, el Todopoderoso consideró que sólo así sería justo. La vida en el Edén era idílica.  Tenían todo lo que necesitaban, no existían ni el dolor ni la muerte, ya que el Señor les había obsequiado la eternidad. Bendición o maldición, deberán decidir los futuros sabios.

La única condición que les fué impuesta, era la total prohibición de tocar el árbol de la sabiduría.

Este era espléndido. De gruesa corteza y frondosa copa, estaba plagado de brillantes y tentadores frutos, de los cuáles no podrían comer. Dios, necesitaba continuamente corroborar, que su poder era aceptado por sus criaturas sin reparos.

Adán y Eva, eran criaturas aún inocentes que no tenían noción de su calidad lúdica. Estaban agradecidos al Señor por esa vida simple y sin complicaciones y dedicaban el día a nombrar las cosas y descubrir lo que los rodeaba.

El primer día que los sorprendió la lluvia, la reacción de ambos fue totalmente distinta. Para Adán, aquello era mas bien molesto. Le desagradaba la sensación de esas gotas húmedas recorriendo su cuerpo y no entendía para que era necesario pasar por esa experiencia fuera de su control.

Para Eva sin embargo, era un milagro; un regalo divino. Observaba como las pequeñísimas gotas golpeaban su piel desnuda, produciendo cientos de escalofríos, como pequeñas descargas eléctricas en la piel. Al ver cómo todos los seres que la rodeaban gozaban de este efecto, la invadió una emoción como no había sentido aún, provocándole un efecto nuevo: notó que de sus ojos, también se volcaba un líquido que a diferencia de la lluvia, era salado y suyo.

Adán corrió a refugiarse bajo un árbol. Y mirando hacia la copa que lo protegía, se le ocurrió una idea. Si unía algunas ramas, cortezas y algunos otros objetos adecuados, podría construírse un refugio ante lo que él denominó "inclemencias". La ventaja que tendría frente a cualquier árbol, es que podría colocar el refugio donde él quisiera. Por ejemplo, junto a aquella ribera mansa que le producía paz y alimento.

Quiso llamar a Eva para que también se protegiera y por primera vez, notó en ella una mirada incomprensible. Ella a su vez, entregada con sus cinco sentidos a la nueva experiencia, lo miró sin entender. No podía comprender que él no experimentara esa sensación tan maravillosa que la embargaba.

Así fue, como al otro día Adán comenzó a juntar todos los materiales para su primer refugio.  Eva lo ayudaba mas por curiosidad que por interés personal, ya que pensaba seguir disfrutando de la lluvia.

El hombre sintió por primera vez una nueva sensación.  Estaba creando por sus propios medios, sin ayuda ni opinión de Dios al respecto. Era su idea, su primera Obra. Súbitamente, lo invadió un orgullo nuevo. Se sintió libre e independiente. El resultado fue un tanto precario, pero lo suficientemente fuerte y espacioso para ambos.

Y la vida continuó... Inmutable.

Y como era de prever, Dios se aburrió... Y Adán, a su imágen y semejanza, también.

Mientras que Adán se iba de exploración, a recorrer por varios meses el mundo, Dios decidió practicar una pequeña prueba con ellos. En el árbol prohibido, colocó una nueva criatura inteligente, (se menciona un nombre, pero es por el momento imposible la traducción, por lo que asumimos, se refiere a la serpiente bíblica. *Nota del traductor) la cuál poseía también el don de la palabra.

Este animal perverso, se dedicó a convencer a Eva. Abusando de su sensibilidad extrema y de la soledad que la invadía cada vez que Adán se iba, comenzó a hacerle ver cuán tentadores eran los frutos del árbol prohibido. Le confió además, que en ellos se encerraba toda la sabiduría de Dios, el orígen del hombre y la explicación de por qué, estaba tan lejos del alma de Adán.

Los primeros días se rehusó a oír. Huyó al refugio tratando de escapar a la enorme curiosidad que la invadía.

En ese momento, Adán llegaba a una serie montañosa poblada de cuevas, dónde Dios había colocado una prueba para él. Había creado una nueva mujer. Totalmente distinta a Eva. Unica en su especie, ya que no era parte de nadie, un ser casi etéreo, leve, sensual y voluptuoso. Como una columna de humo, escurridiza al tacto.

Cuando Adán entró en aquella cueva y la vió, tuvo una sensación nueva. Un espasmo de deseo incontrolable, atenazó su cuerpo entero y le destrozó la razón. En ese mismo instante, tanto Adán como Eva, tuvieron su primer instante de debilidad, de consciencia humana.

En el mismo instante que él se entregaba al placer de la carne, ella mordía el fruto prohibido.

Lo que sigue lo sabeis ya todos. El mundo se volcó a un nuevo caos, a una nueva creación dentro de la creación misma. Los animales rugían enfurecidos, mientras se arrojaban unos sobre otros. La muerte y el sufrimiento entraron al mundo.

Adán sucumbió ante la debilidad de la carne y pagó con segundos de inconsciencia y debilidad... Mientras que Eva, tuvo consciencia de todo. Dios, que podría haberlos perdonado (perdón por la blasfemia pero el deseo de justicia es más fuerte) y restituido al mundo su orden anterior, decidió que las nuevas circunstancias eran sumamente interesantes.

Por un lado, los castigó por su osadía al desobedecerlo y por el otro lado descubrió el valor nuevo que habían adquirido al perder la eternidad.  Ahora eran precariamente únicos y su vida tenía el valor del instante que vivían. Adán fue condenado a trabajar cada día por su sustento y el de su familia, mientras que Eva pariría sus hijos con dolor. Perdieron el lugar que una vez había sido el paraíso y sorpresivamente tuvieron conciencia abrumadora de su completa desnudez... La inocencia que antes los embargaba, se les había volado como una ligera pluma atrapada en un torbellino.

El hombre había vuelto junto a su compañera. Qué lo impulsó, no es aún claro. Quizás la certeza de la debilidad experimentada frente a la nueva mujer que lo había aterrorizado, quizás la sensación de deber que experimentaba por Eva.

En cuanto a ella, dió a luz a muchos hijos.  Los primeros Caín y yo, con lo cuál fue necesario que Adán construyera nuevas chozas mas grandes para albergarnos comodamente y darnos protección. Ahora eramos castigados duramente por el Señor, ya que nos enviaba a veces fuertes tormentas, otras soles ardientes que quemaban nuestra piel mientras que algunas veces padecíamos fríos extremos.

Ahora ella agradecía esos refugios.

De todas maneras, su carácter había cambiado. Lo que había visto al morder la manzana, la había destrozado. Cómo podía Adán haberla traicionado así; ella que era una parte suya, que había sido creada en función a él, la primera mujer, esposa y madre?

Lo que no entendía era que si bien para ella, él era el único en su especie, Adán había tenido por un instante fugaz la opción.

El dolor que le producía el saber que su hombre no la amaba como ella a él, comenzó a agriarle el carácter. Las disputas se volvieron intolerables en la choza. Por lo que Adán comenzó a salir cada vez por períodos mas largos de cacería. Ella se quedaba sola en el hogar, cuidando a sus hijos y sintiendo el miedo de no verlo más. Se prometía una y otra vez, que cuando volviera todo sería distinto y ella lo amaría más y mejor. Pero la historia se repetía siempre. Cuando llegaba otra vez cansado y la abrazaba, ella veía de nuevo a la otra mujer en sus brazos, veía la fragilidad de él en el gozo con ella y se sentía indeseada... Y nuevamente lo atacaba por lo que la hacía sentir.

Un día Adán no pudo más. Luego de una disputa más violenta que de costumbre y sólo deseando un instante de paz, le dijo que se marchaba a la primera choza, que yacía abandonada hacía mucho. Le dejaba todo para que ella y sus hijos no tuvieran problemas y prometió ayudarla con la cacería y el sustento. Le explicó con toda la delicadeza que aun le permitían sus nervios desgastados que ya no podía vivir con ella, sabiendo el dolor que le causaba. Eva lo miró incrédula. No sólo la había traicionado, sino que ahora también la abandonaría? Todo el amor que había sentido por él, sintió que se transformaba en algo nuevo, con una fuerza violenta y destructiva como jamas había sentido antes... Estaba conociendo el odio.

Su propio dolor era tan grande, que sentía que moriría. Lo odiaba por ese dolor y por su incapacidad de comprenderlo. Quería que por lo menos una vez, él sintiera lo que ella... Necesitaba descubrir su punto débil.

Adán se fue a la pequeña choza de la ribera y ella comenzó a descargarse en nosotros, sus hijos mayores. Caín que sentía predilección por ella, se volvió en enemigo de nuestro padre. Yo por mi parte, intenté mantenerme justo, al fin y al cabo los amaba a ambos. Ellos eran mis progenitores.

Comencé a visitar a menudo a mi padre. Realmente era un lugar muy agradable donde antiguamente estaba el Edén. Nos sentabamos largas horas en la costa y veíamos simplemente como caía el sol al agua. Muchas veces no hablabamos por largo rato: simplemente gozabamos de nuestra compañía. Luego de mucho tiempo, volvía a ver la paz reflejarse en el rostro de Adán. Sabía que él se culpaba por el malestar de Eva, pero entendía su incapacidad de amarla como ella lo necesitaba.

Cuando volvía a la choza de mi madre, ella me preguntaba por él. El saber que Adán había recuperado la paz interior y que seguía sin experimentar ningún tipo de dolor como el que le había infligido, la condujeron a la catástrofe final de nuestra historia.

Se presentó un día ante Dios y utilizando no se que pretexto, logró apelar a su favor. El por su lado, se sentía un tanto en deuda con la mujer a la que secretamente había traicionado. Eva sabía cuanto significaba la choza del Edén para Adán. Era su primera Obra, el fruto de sus manos, su rincón de paz... Y eso mismo era lo que ella quería arrebatarle. Le pidió al Todopoderoso que se la entregara en pago a sus sufrimientos. Al fin y al cabo – dijo – Adán podría construírse otra, mientras que ella, sola y débil sería incapaz.

Cuando mi padre se enteró, se puso furioso y se negó a acatar el mandato divino. Nadie lo sacaría de allí, ese era su hogar y su logro. Ningún Dios le había enseñado a levantar el refugio y para él por sobre todo, ese lugar representaba toda la dicha que había conocido y la por fin tan añorada paz luego de tantos años de sufrimiento. Su orgullo le impidió dejarse despojar por completo. De allí no lo sacarían con vida.

Lo que él no entendía, era que para Eva, él valía quizás ya más muerto que vivo. Si Adán podía vivir feliz sin ella, quizás desapareciendo el objeto de su odio, podría ella también finalmente desprenderse de la furia y el dolor que la embargaban. Tenía la sensación de que sólo podría lograr su tranquilidad viéndolo acabado, a cualquier precio.

El día fijado para la entrega de la choza, Adán se mantuvo firme frente al Señor. Este no tuvo otra salida que imponer su poder sobre la criatura desobediente y el poder de los cielos fulminó a mi padre en el lugar... Con el consiguiente incendio de la maldita choza.

Yo me opuse a toda esta locura e informé que la historia se sabría en los tiempos venideros. Fuí condenado por Dios y por mi propio hermano a guardar silencio. Caín no quería que el nombre de nuestra madre fuera mancillado.

Todos hemos perdido, eterna e irremediablemente en esta tragedia que seguirá por los siglos de los siglos.

Huyo mientras escribo éstas, que serán mis últimas palabras... Caín me sigue y (...)

(Aquí el texto se interrumpe abruptamente y por los exámenes preliminares de las manchas encontradas en el manuscrito, se cree que aquí es donde ocurrió el asesinato de Abel a manos de su hermano. *Nota del traductor)

El doctor Bonavita se echó hacia atrás perplejo.

Esto realmente iba más allá de cualquiera de sus expectativas.

Hay veces que queremos algo con todo nuestro corazón y cuando ocurre, desearíamos que nunca hubiera sucedido.

Hay precios que son demasiado altos – se dijo para sí – guardando el folio bajo llave.

 

 

 

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