"Primera Traducción
General: MANUSCRITO 314 Exc. Monte Sinaí, Número 25,
Año 1999.
Arqueólogo responsable: Prof. Dr. Jules Emcin.
LA VERDADERA HISTORIA
DE ADAN Y EVA.
Por Abel, perseguido y maldito de Dios.
Oh, Señor! Perdona
mi osadía, (...) mayor que la de mi padre, muerto por tu
mano todopoderosa, al contradecir tu voluntad, a favor de mis
hermanos los hombres.
Se que me has ordenado el
silencio y entiendo que bases tu juicio divino, en la fe de que
nosotros y nuestras generaciones futuras, sólo podremos superarnos
partiendo de la seguridad, de que nuestra naturaleza es primariamente
pura y bondadosa.
(...) Vuelvo a implorar
clemencia divina, en la poca vida que presiento me queda, o a su
defecto, luego de ella.
Debo agregar, mi creencia
de que sólo conociendo y aceptando nuestras debilidades (y
las tuyas), seremos capaces de crear un mejor hombre y mi anhelo
de justicia, me lleva pues aquí a narrar la historia secreta
(...) a bien de las generaciones venideras.
Todo comenzó, luego
de que el Todopoderoso creó el Universo. Podríamos
decir, que luego de cientos de miles de años (que valor tiene
el tiempo en la eternidad?), observando su esplendor, la maravilla
de los astros, las estelas luminosas de las colas de los cometas,
los soles resplandecientes y esos agujeros negros por dónde
arrojaba objetos como un juego, se hastió. (En esta parte
del texto, sigue un sinfín de palabras excusatorias y se
implora nuevamente la clemencia divina. *Nota del traductor)
Teniendo en cuenta su poderío,
creó el mundo, le colocó un maravilloso jardín
al que llamó Edén y en él, colocó todas
las criaturas de que su creatividad fue capaz. Y creó al
primer hombre, a su imágen y semejanza, al que llamó
Adán. Fascinado por su propia capacidad, decidió hacer
más interesante su campo de juegos.
Dotó al hombre de libre albedrío, el don de la palabra
y el dominio sobre el resto de los animales. Cuando observó
la maravilla de su creación, deseó hacer más
intentos de este estilo. Pensó, que una manera más
económica y divertida de aplicar su idea, era crear un segundo
ser complementario que se encargara de reproducirlos. Así
fue como creó a Eva. Nacida de un trozo de Adán.
Parte y complemento.
A ella, la dotó de
una nueva cualidad (o defecto, en el texto original, la similitud
de las palabras engendra dudas. *Nota del traductor), que había
escatimado en Adán. Le dió la sensibilidad extrema.
Le exacerbó los sentimientos, dándole así la
capacidad de amar incondicionalmente
a su compañero. Al fin y al cabo, ella no había perdido
ninguna pieza de su organismo, por eso, el Todopoderoso consideró
que sólo así sería justo. La vida en el Edén
era idílica. Tenían todo lo que necesitaban,
no existían ni el dolor ni la muerte, ya que el Señor
les había obsequiado la eternidad. Bendición o maldición,
deberán decidir los futuros sabios.
La única condición
que les fué impuesta, era la total prohibición de
tocar el árbol de la sabiduría.
Este era espléndido.
De gruesa corteza y frondosa copa, estaba plagado de brillantes
y tentadores frutos, de los cuáles no podrían comer.
Dios, necesitaba continuamente corroborar, que su poder era aceptado
por sus criaturas sin reparos.
Adán
y Eva, eran criaturas aún inocentes que no tenían
noción de su calidad lúdica. Estaban agradecidos al
Señor por esa vida simple y sin complicaciones y dedicaban
el día a nombrar las cosas y descubrir lo que los rodeaba.
El primer día que
los sorprendió la lluvia, la reacción de ambos fue
totalmente distinta. Para Adán, aquello era mas bien molesto.
Le desagradaba la sensación de esas gotas húmedas
recorriendo su cuerpo y no entendía para que era necesario
pasar por esa experiencia fuera de su control.
Para Eva sin embargo, era
un milagro; un regalo divino. Observaba como las pequeñísimas
gotas golpeaban su piel desnuda, produciendo cientos de escalofríos,
como pequeñas descargas eléctricas en la piel. Al
ver cómo todos los seres que la rodeaban gozaban de este
efecto, la invadió una emoción como no había
sentido aún, provocándole un efecto nuevo: notó
que de sus ojos, también se volcaba un líquido que
a diferencia de la lluvia, era salado y suyo.
Adán corrió
a refugiarse bajo un árbol. Y mirando hacia la copa que lo
protegía, se le ocurrió una idea. Si unía algunas
ramas, cortezas y algunos otros objetos adecuados, podría
construírse un refugio ante lo que él denominó
"inclemencias". La ventaja que tendría frente a cualquier
árbol, es que podría colocar el refugio donde él
quisiera. Por ejemplo, junto a aquella ribera mansa que le producía
paz y alimento.
Quiso llamar a Eva para
que también se protegiera y por primera vez, notó
en ella una mirada incomprensible. Ella a su vez, entregada con
sus cinco sentidos a la nueva experiencia,
lo miró sin entender. No podía comprender que él
no experimentara esa sensación tan maravillosa que la embargaba.
Así fue, como al
otro día Adán comenzó a juntar todos los materiales
para su primer refugio. Eva lo ayudaba mas por curiosidad
que por interés personal, ya que pensaba seguir disfrutando
de la lluvia.
El hombre sintió
por primera vez una nueva sensación. Estaba creando
por sus propios medios, sin ayuda ni opinión de Dios al respecto.
Era su idea, su primera Obra. Súbitamente, lo invadió
un orgullo nuevo. Se sintió libre e independiente. El resultado
fue un tanto precario, pero lo suficientemente fuerte y espacioso
para ambos.
Y la vida continuó...
Inmutable.
Y como era de prever, Dios
se aburrió... Y Adán, a su imágen y semejanza,
también.
Mientras que Adán
se iba de exploración, a recorrer por varios meses el mundo,
Dios decidió practicar una pequeña prueba con ellos.
En el árbol prohibido, colocó una nueva criatura inteligente,
(se menciona un nombre, pero es por el momento imposible la traducción,
por lo que asumimos, se refiere a la serpiente bíblica. *Nota
del traductor) la cuál poseía también el
don de la palabra.
Este animal perverso, se
dedicó a convencer a Eva. Abusando de su sensibilidad extrema
y de la soledad que la invadía cada vez que Adán se
iba, comenzó a hacerle ver cuán tentadores eran los
frutos del árbol prohibido. Le confió además,
que en ellos se encerraba toda la sabiduría de Dios, el orígen
del hombre y la explicación de por qué, estaba tan
lejos del alma de Adán.
Los primeros días
se rehusó a oír. Huyó al refugio tratando de
escapar a la enorme curiosidad que la invadía.
En ese momento, Adán
llegaba a una serie montañosa poblada de cuevas, dónde
Dios había colocado una prueba para él. Había
creado una nueva mujer. Totalmente distinta a Eva. Unica en su especie,
ya que no era parte de nadie, un ser casi etéreo, leve, sensual
y voluptuoso. Como una columna de humo, escurridiza al tacto.
Cuando Adán entró
en aquella cueva y la vió, tuvo una sensación nueva.
Un espasmo de deseo incontrolable, atenazó su cuerpo entero
y le destrozó la razón. En ese mismo instante, tanto
Adán como Eva, tuvieron su primer instante de debilidad,
de consciencia humana.
En el mismo instante que
él se entregaba al placer de la carne, ella mordía
el fruto prohibido.
Lo que sigue lo sabeis ya
todos. El mundo se volcó a un nuevo caos, a una nueva creación
dentro de la creación misma. Los animales rugían enfurecidos,
mientras se arrojaban unos sobre otros. La muerte y el sufrimiento
entraron al mundo.
Adán sucumbió
ante la debilidad de la carne y pagó
con segundos de inconsciencia y debilidad... Mientras que Eva, tuvo
consciencia de todo. Dios, que podría haberlos perdonado
(perdón por la blasfemia pero el deseo de justicia es más
fuerte) y restituido al mundo su orden anterior, decidió
que las nuevas circunstancias eran sumamente interesantes.
Por un lado, los castigó
por su osadía al desobedecerlo y por el otro lado descubrió
el valor nuevo que habían adquirido al perder la eternidad.
Ahora eran precariamente únicos y su vida tenía el
valor del instante que vivían. Adán fue condenado
a trabajar cada día por su sustento y el de su familia, mientras
que Eva pariría sus hijos con dolor. Perdieron el lugar que
una vez había sido el paraíso y sorpresivamente tuvieron
conciencia abrumadora de su completa desnudez... La inocencia que
antes los embargaba, se les había volado como una ligera
pluma atrapada en un torbellino.
El hombre había vuelto
junto a su compañera. Qué lo impulsó, no es
aún claro. Quizás la certeza de la debilidad experimentada
frente a la nueva mujer que lo había aterrorizado, quizás
la sensación de deber que experimentaba por Eva.
En cuanto a ella, dió
a luz a muchos hijos. Los
primeros Caín y yo, con lo cuál fue necesario que
Adán construyera nuevas chozas mas grandes para albergarnos
comodamente y darnos protección. Ahora eramos castigados
duramente por el Señor, ya que nos enviaba a veces fuertes
tormentas, otras soles ardientes que quemaban nuestra piel mientras
que algunas veces padecíamos fríos extremos.
Ahora ella agradecía
esos refugios.
De todas maneras, su carácter
había cambiado. Lo que había visto al morder la manzana,
la había destrozado. Cómo podía Adán
haberla traicionado así; ella que era una parte suya, que
había sido creada en función a él, la primera
mujer, esposa y madre?
Lo que no entendía
era que si bien para ella, él era el único en su especie,
Adán había tenido por un instante fugaz la opción.
El dolor que le producía
el saber que su hombre no la amaba como ella a él, comenzó
a agriarle el carácter. Las disputas se volvieron intolerables
en la choza. Por lo que Adán comenzó a salir cada
vez por períodos mas largos de cacería. Ella se quedaba
sola en el hogar, cuidando a sus hijos y sintiendo el miedo de no
verlo más. Se prometía una y otra vez, que cuando
volviera todo sería distinto y ella lo amaría más
y mejor. Pero la historia se repetía siempre. Cuando llegaba
otra vez cansado y la abrazaba, ella veía de nuevo a la otra
mujer en sus brazos, veía la fragilidad de él en el
gozo con ella y se sentía indeseada... Y nuevamente lo atacaba
por lo que la hacía sentir.
Un día Adán
no pudo más. Luego de una disputa más violenta que
de costumbre y sólo deseando un instante de paz, le dijo
que se marchaba a la primera choza, que yacía abandonada
hacía mucho. Le dejaba todo para que ella y sus hijos no
tuvieran problemas y prometió ayudarla con la cacería
y el sustento. Le explicó con toda la delicadeza que aun
le permitían sus nervios desgastados que ya no podía
vivir con ella, sabiendo el dolor que le causaba. Eva lo miró
incrédula. No sólo la había traicionado, sino
que ahora también la abandonaría? Todo el amor que
había sentido por él, sintió que se transformaba
en algo nuevo, con una fuerza violenta y destructiva como jamas
había sentido antes... Estaba conociendo el odio.
Su propio dolor era tan
grande, que sentía que moriría. Lo odiaba por ese
dolor y por su incapacidad de comprenderlo. Quería que por
lo menos una vez, él sintiera lo que ella... Necesitaba descubrir
su punto débil.
Adán se fue a la
pequeña choza de la ribera y ella comenzó a descargarse
en nosotros, sus hijos mayores. Caín que sentía predilección
por ella, se volvió en enemigo de nuestro padre. Yo por mi
parte, intenté mantenerme justo, al fin y al cabo los amaba
a ambos. Ellos eran mis progenitores.
Comencé a visitar
a menudo a mi padre. Realmente era un lugar muy agradable donde
antiguamente estaba el Edén. Nos sentabamos largas horas
en la costa y veíamos simplemente como caía el sol
al agua. Muchas veces no hablabamos por largo rato: simplemente
gozabamos de nuestra compañía. Luego de mucho tiempo,
volvía a ver la paz reflejarse en el rostro de Adán.
Sabía que él se culpaba por el malestar de Eva, pero
entendía su incapacidad de amarla como ella lo necesitaba.
Cuando volvía a la
choza de mi madre, ella me preguntaba por él. El saber que
Adán había recuperado la paz interior y que seguía
sin experimentar ningún tipo de dolor como el que le había
infligido, la condujeron a la catástrofe final de nuestra
historia.
Se presentó un día
ante Dios y utilizando no se que pretexto, logró apelar a
su favor. El por su lado, se sentía un tanto en deuda con
la mujer a la que secretamente había traicionado. Eva sabía
cuanto significaba la choza del Edén para Adán. Era
su primera Obra, el fruto de sus manos, su rincón de paz...
Y eso mismo era lo que ella quería arrebatarle. Le pidió
al Todopoderoso que se la entregara en pago a sus sufrimientos.
Al fin y al cabo – dijo – Adán podría construírse
otra, mientras que ella, sola y débil sería incapaz.
Cuando mi padre se enteró,
se puso furioso y se negó a acatar el mandato divino. Nadie
lo sacaría de allí, ese era su hogar y su logro. Ningún
Dios le había enseñado a levantar el refugio y para
él por sobre todo, ese lugar representaba toda la dicha que
había conocido y la por fin tan añorada paz luego
de tantos años de sufrimiento. Su orgullo le impidió
dejarse despojar por completo. De allí no lo sacarían
con vida.
Lo que él no entendía,
era que para Eva, él valía quizás ya más
muerto que vivo. Si Adán podía vivir feliz sin ella,
quizás desapareciendo el objeto de su odio, podría
ella también finalmente desprenderse de la furia y el dolor
que la embargaban. Tenía la sensación de que sólo
podría lograr su tranquilidad viéndolo acabado, a
cualquier precio.
El día fijado para
la entrega de la choza, Adán se mantuvo firme frente al Señor.
Este no tuvo otra salida que imponer su poder sobre la criatura
desobediente y el poder de los cielos fulminó a mi padre
en el lugar... Con el consiguiente incendio de la maldita choza.
Yo me opuse a toda esta
locura e informé que la historia se sabría en los
tiempos venideros. Fuí condenado por Dios y por mi propio
hermano a guardar silencio. Caín no quería que el
nombre de nuestra madre fuera mancillado.
Todos hemos perdido, eterna
e irremediablemente en esta tragedia que seguirá por los
siglos de los siglos.
Huyo mientras escribo éstas,
que serán mis últimas
palabras... Caín me sigue y (...)
(Aquí el texto
se interrumpe abruptamente y por los exámenes preliminares
de las manchas encontradas en el manuscrito, se cree que aquí
es donde ocurrió el asesinato de Abel a manos de su hermano.
*Nota del traductor)
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