"O Bojas" era maricón. En las aldeas no hay gays; hay maricones...y él lo era, con todas las letras. Ser gay es para la urbe. Es como fumar tabaco light y las sodas "diet". En el rural "algo" es algo entero, no hay medias tintas. El ser maricón con las tres sílabas y ese acento final, apuñala al señalado como tal, remarcado aún más por esa terminación aumentativa... Bueno, tengo que aclarar que fué gay durante unos años, a pesar de que aún no se utilizaba ese término. La emigración no entiende de condiciones sexuales y tuvo que ir de palista al País Vasco. Por aquí decían que era marica o mariquita (que debe ser la traducción exacta de gay), pero cuando regresó volvió a ser maricón con el acento y todo. Siendo yo niño ya me había mostrado su pene erecto varias veces. Se me quedó grabado el tamaño y el tiempo comenzó a discurrir lento pensando en cuando el mío alcanzaría tal dimensión. Aún tardó unos años pero la larga espera trajo su premio en un par de cms al menos más que el suyo. Aún en tiempos del patascortas, cuando aquí no se sabía lo que era la democracia, las mujeres de las aldeas acudían a "su escaño" en el pilón, a ejercer el derecho de exposición-réplica y contrarréplica que burdamente manejan nuestros políticos. ¡Hay si mirasen los pilones!...¡cuanta demagogia se ahorrarían!... "O Bojas" como era de ley, no tenía "escaño". Esperaba a que las mujeres ya con el sol cayendo y los riñones doloridos, abandonasen todos los lavaderos para acudir con su cestita de ropa. Como el pilón quedaba enfrente de la puerta trasera de mi casa, todos los hermanos nos agolpábamos detrás del portal y nos reíamos de sus maneras. Ahora pienso que él se percataba de nuestro nulo sigilo y todavía las exageraba más, como reivindicando su condición. Llegó incluso a frecuentar la taberna de la aldea, la cual abandonaba casi siempre prematuramente con el labio partido o el rabo entre las piernas (pero no el que deseaba...desgraciadamente). Su madre era una mala mujer. En cada altercado de la aldea, ella siempre era una de las partes. Como buen Edipo, "O Bojas" siempre presente, apoyaba la moción. Ocurrió que un día llegado yo de cumplir semanalmente con la patria y el bromuro, me enteré que el maricón había amenazado a mis padres por no me acuerdo que gilipollez. Salí por la puerta y lo encontré en el camino, como si me estuviese esperando. Mientras lo insultaba con todo lo que se me venía a la cabeza, lo agarré por el cuello y le metí la cabeza en el agua del pilón. Lo sujeté hasta que había dejado de patalear, momento que coincidió con mi hermano mayor gritándome que me iba a arruinar la vida por un montón de mierda que no merecía la pena. Cayó hacia atrás como un saco grasiento y allí quedó tendido en medio del camino. Nunca había imaginado el pobre que a pesar de que las lavadoras habían disuelto el parlamento, regresaría de forma tan dramática al solitario pilón antiguamente tan concurrido. Entré en casa llorando desesperado por haber matado a un hombre y a pesar de ser ateo desde hacía varios años, recé como nunca lo había echo. No sé si Dios existe pero el hecho es que "O Bojas" no murió de aquello. Según me contaron estuvo media hora allí tirado y después se levantó embarrado y tras una reverencia a los vecinos que él sabía que estaban mirando por las rendijas de las puertas, se marchó como si hubiese ganado una guerra. No entendí muy bien aquello, pero el hecho es que al mes más o menos falleció por culpa de una larga enfermedad infecciosa causada por ingerir no sé que mierda. No, no hablo en sentido literal: todas las familias que tienen un enfermo en casa llevan a lavar su ropa al pilón, para no mezclarla con la de los sanos en la lavadora. El día de la inmersión habían lavado allí anteriormente los calzones ensangrentados y cagados de "O Parrulo" y las sábanas orinadas y sudadas de "A Coxa". Yo creo que "O Bojas" se suicidó. Ya lo había intentado varias veces pero nunca tuvo la sangre fría suficiente. Entonces tramó un plan consistente en violentar a algún vecino para que le pegase dos tiros o una puñalada mortal. Pensó que yo estando en el ejército sería el más fuerte y con más mala ostia de la aldea y que si me provocaba un poco acabaría con él de forma rápida. Se dió cuenta de su error cuando se vió sumergido en el pilón y notó que yo aflojaba la fuerza sobre su cuello. No sería capaz de volver al intentarlo otra vez, así que abrió la boca y tragó lo que pudo. Debió ser buena la pesca pues se quedó tendido media hora en el suelo, como yacen las mujeres que desean quedar preñadas tras el coito para que al levantarse el semen no abandone la vagina. No me denunció y Dios que dicen escribe recto pero con renglones torcidos le hizo sufir una gran agonía hasta que al fin se lo llevó. El entierro fué muy bonito y emotivo. Se lloró mucho por él y el párroco no desperdició la ocasión para criticar las relaciones homosexuales, el uso del condón y los piercings. Se la pusieron "a güevo" dijo después del funeral, muy contento.
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