Sábado, 19h55, suena mi móvil.
"Hola, vamos a comer al Anexo. Quedamos en la calle delante de tu casa dentro de cinco minutos, pasamos a recogerte".
¡No pude decir ni que sí ni que no! El Ziggy es así : te enuncia el programa y ya está. Sigues o sigues. Bueno, de todas formas no me molesta. En general, me caen bien sus propuestas.
Así que cinco minutos más tarde bajé a la calle pensando que quizás iba ya con atraso: el bicho no tiene la precisión de un reloj suizo pero casi.
Vistazo por la avenida, nada parecido al coche esperado.
"Habrá tropezado con alguna cervecita y, dado su entrenamiento, sólo es cuestión de segundos.
Veamos ¿ cómo era este aire de clarinete que estaba escuchando cuando me llamó ? Ah, Si, ahora recuerdo" Y empecé a silbarlo.

Ya os oigo decir que una mujer sola en la acera y además silbando un aire de jazz... no es normal. Es posible. Pero en este barrio nadie tiene una idea muy precisa de qué es lo normal. Y yo menos que los demás.

Así que no me asombré cuando vi detenerse un coche delante de la farmacia de abajo. No era el que esperaba, pero me llamó la atención porque tenía faros plegables, de esos que parecen hacerte un guiño. El conductor, negro, parecía buscar algo. Igual había quedado también con algún amigo. Continué silbando.

El tipo se inclinó y abrió la portezuela del lado del pasajero. Había acertado. ¡Vaya coincidendia, dos citas en la misma acera a la misma hora !
Miré alrededor, nadie se acercaba al coche. Raro.  En fín... Cada uno hace lo que quiere.
Seguía silbando cuando el tipo cerró la portazuela con rabia y arrancó como un loco. Me quedé boquiabierta al entender lo que había pasado.
Me había tomado por una de las putas que llevan su pequeño comercio unos metros más arriba, en la misma manzana. Lo cual resultaba en sí bastante halagüeño : ¡ por lo menos queda clientela! Y empezaba a reírme cuando me molestó otra consideración.
Igual el tipo habrá pensado que soy racista y de ahí su rabia : tomó mi actitud como una manifiestación extra de racismo ordinario.
Y no era eso, en absoluto. Sólo distracción e incompentencia.
Si me viene otro cliente se lo explicaré claramente :
"no es racismo sino incompetencia"
Al pensar en la cara que pondría un presunto cliente al oír eso, no sé por qué, me dio la risa.
Por suerte Ziggy llegó y me libró de esta experimentación.
En otra ocasión será.