Se escuchan propuestas para evitar el naufragio. "¿No bastaría con volcar la nave?". Es posible. Puede estudiarse. En principio los ingenieros ven difícil lo de agarrar la Atlántida por las cordilleras y voltearla sin derramar lagos ni pantanos. Además plantean serias dudas de que el invento flote.

Aún no tenemos himno, ni moneda, ni molusco nacional. Pero hemos pegado un sello por bandera. ¡Es que los ensayos en el túnel del viento demostraron que la bandera nos restaba aerodinámica!. La Atlántida es una mole continental que surca lenta por la red, a cinco coma cuatro milinudos. Comprenderás que ante semejantes velocidades cualquier protuberancia puede resultar nefasta, no sólo detener sino hasta incluso hacer retroceder la nave. ¿Imaginas reencontrarte con el pasado?. ¿Verdad que no?. ¡Qué horror!. Pues venga, guarda ya ese pañuelo. Al partir tuvimos que advertir al pasaje por megafonía. Con ese tumulto de pañuelos en despedida no había manera de zarpar. Nada. Ya ves. Que la aerodinámica es puñetera.

Por cierto que acaba de llegarnos una nota de ingeniería. Dicen que imposible. No por la pegas técnicas, ¡qué va!, que pueden resolverse. Fíjate tú, los problemas serían de orden jurisdicional. ¡Claro!. No habíamos caido. Si volcamos la Atlántida navegará a la deriva y no habrá manera de que el límite de aguas jurisdicionales se nos quede quieto. Habría que anclar el continente sobre una plataforma continental y eso es peliagudo. ¡No estamos hablando de cambios de programación!. Relaja, pues. Los problemas informáticos se subsanan rápido, pero los cambios geológicos requieren su tiempo.

Creemos mucho mas urgente resolver el asunto del molusco nacional.