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Hoy se está yendo la luz con más frío que nunca. Parece que se arrastra con dolor, y tras ella vienen nubes como jirones violetas. El sol se ha parado, quieto, un instante, un instante. Y sin embargo las sombras han avanzado cubriendo fachadas y árboles. Por eso los hombres no se han dado cuenta y han seguido corriendo. Pero el sol se ha quedado quieto, un instante. Y después, un intenso estremecimiento. Retorna su camino. Se va la luz, muy lenta, pálida y más luminosa que nunca. Hoy es un sol que no quiere ponerse, como si esta noche fuese a ser la eternidad. |
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