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Érase una vez un cuervo que un día supo que era negro. Que supo que también existía lo blanco. Que lo blanco también sabía que era blanco y él negro. Entonces el cuervo supo que además de negro, estaba vivo. Y puesto que la vida estaba tanto en lo blanco como en lo negro, ser negro apenas era importante. Y pensó, vaya, para un día que descubro algo... |
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